Las primarias del PSOE determinarán el horizonte del socialismo asturiano y podrán moldear el futuro inmediato de la política regional pese a que en ellas apenas nada se ha hablado de Asturias y sus problemas. Únicamente hubo cierto rifirrafe dialéctico en torno a la minería cuando los partidarios de Susana Díaz afearon que Pedro Sánchez apostase inicialmente por las fuentes alternativas de energía, argumento que de inmediato corrigió.
Pero lo que salga de las urnas de los socialistas decidirá el grado que tendrán en la escala Richter las ondas sísmicas que lleguen a Asturias del terremoto que se espera con epicentro en la sede madrileña de Ferraz. A solo un día de que un partido clave para el equilibrio político nacional dilucide sus riñas internas, partidarios de los tres candidatos echan unas cuentas que casi se hacen con los dedos de tan ajustado que está el escenario.
En el conjunto de España, los susanistas confían en incrementar la diferencia que marcó la candidatura de la presidenta andaluza con la de Pedro Sánchez en avales. Se espera una participación mayor de la ya muy elevada que supuso la firma de avales (el 70 por ciento del censo). En las anteriores primarias, las que enfrentaron a Sánchez y a Eduardo Madina, los avales presentados representaron el 40 por ciento del censo y la participación llegó a superar el 65 por ciento. De ahí que, haciendo analogía, los socialistas esperen que el 30 por ciento de militantes que no ha avalado a ningún candidato entre en escena y sea definitivo.
Pero ¿qué votará ese militante que hasta ahora se ha callado? "Esto es una marea que arrastra a más gente y la posibilidad de victoria es altísima", sostiene un dirigente "pedrista". Un apunte sobre el optimismo: Pedro Sánchez seguirá el recuento en Ferraz con su equipo en un despacho y no desde ninguna sede de su candidatura, acompañado de la asturiana Adriana Lastra que en algunos ámbitos se apunta como probable portavoz en el Congreso de ganar los "pedristas". Los "susanistas", en cambio, perciben dos fenómenos. Por un lado un movimiento hacia el voto útil, de simpatizantes de Patxi López que optarían por Díaz en el último momento: "Las andanadas de Patxi López a Pedro Sánchez en el debate fueron muy duras", señalan dirigentes asturianos. Por otro, la movilización de militantes dispuestos a depositar el "voto del miedo", por los bandazos demostrados por el exsecretario general.
Es precisamente esa sensación de bandazos de Pedro Sánchez la que tratan de minimizar los "pedristas", de ahí el tono de sus declaraciones estos últimos días. Como contraataque han reforzado la intensidad de mensajes en las redes sociales, con especiales referencias al comité federal que acabó con la dimisión de Sánchez y críticas algunos defectos clamorosos del programa de Susana Díaz. Es el momento de pisar el acelerador.
Pero una cosa será el resultado nacional y otra puede ser el asturiano. Susana Díaz ya partió con ventaja en avales en el conjunto de España, pero los de Pedro Sánchez lograron en Asturias superar a los "susanistas", pese a que estos cuentan con buena parte de los dirigentes regionales y locales. La pugna federal ha desbaratado la paz en la que hasta ahora se encontraba la Federación Socialista Asturiana, calmada en torno a la figura de Javier Fernández. Pero de forma paradójica, el futuro político del presidente de la gestora y que es también el asturiano mejor posicionado y valorado en el ámbito nacional está unido al resultado de las primarias.
Javier Fernández ha ejercido de tótem silencioso. Obligado a callar por la equidistancia que se le exige al presidente de la gestora, pese a que sus discrepancias con Pedro Sánchez han sido notorias, está presente en el debate por boca de otros. Los "susanistas" advierten de que una victoria de Pedro Sánchez no sólo nacional sino incluso ceñida al ámbito asturiano, tendría consecuencias en el papel regional de Javier Fernández. Los "pedristas" consideran que ese discurso sólo pretende ser "un chantaje" hacia los militantes asturianos y tratan de desligar el peso regional de Javier Fernández de la batalla por puras razones estratégicas, porque a nadie se le escapa que una victoria de Pedro Sánchez sacudiría totalmente a la dirección regional de la FSA.
El último apunte asturiano de esta dura batalla cuerpo a cuerpo que libran los socialistas es el hecho inédito que supone que el sindicato minero SOMA se haya posicionado de manera oficial y clara en contra del criterio de los dirigentes de la FSA.
Sea cual sea el resultado, una cosa es cierta: quien gane deberá gestionar un partido dividido en dos en la fractura más severa de dirigentes y militantes de las últimas décadas. Ese roto exigirá remiendos muy firmes. Pero antes, el PSOE tendrá que afrontar mañana domingo una catarsis que influirá en todo el mapa político del país.
