La cuenta atrás hacia el 22 de mayo comienza a hacerse acuciante en Cataluña. La medianoche de ese día es el momento límite para que haya nuevo presidente de la Generalitat o los catalanes vuelvan a ser llamados a la urnas. El núcleo duro del soberanismo se inclina por esa opción si no se fuerza que Puigdemont vuelve a encabezar el Govern.

El Pleno del Parlament convocado para mañana marcará el inicio de este tiempo crítico. La reforma de la ley de Presidencia para abrir la posibilidad de que el expresidente catalán recupere la presidencia sin acudir a la Cámara es el asunto central y el desarrollo de la sesión dará la medida de hasta dónde está dispuesto a llegar el soberanismo en su desafío. La aprobación de los cambios, que el Consejo de Garantías catalán considera anticonstitucionales y antiestatutarios, provocará de inmediato un recurso ante el Tribunal Constitucional (TC) que paralizará su aplicación. Ciudadanos anuncia incluso que irá a esa instancia arbitral si el asunto figura en el orden del día.

El núcleo duro del soberanismo se muestra partidario de unas nuevas elecciones si Puigdemont no es investido. La presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Elisenda Paluzie, advierte que los partidos independentistas tendrán que dar "explicaciones" a la ciudadanía si no acuerdan la restitución del "Govern legítimo", que fue su promesa electoral. De no ser así, considera que "lo más coherente" consistiría en "mantener un pulso democrático", lo que implica volver de nuevo a las urnas.

El expresidente tiene ahora la última palabra. "Ante los días trascendentes que vienen, confiemos en el presidente Puigdemont con las propuestas que lleve a cabo", piden desde prisión lo exconsejeros Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn.

El sector de JxCat más próximo al antiguo jefe del Govern, quien se encuentra en Berlín a la espera de que Alemania decida sobre su entrega España, es partidario de forzar la situación sin temor a que ello pueda derivar en unos nuevo comicio el 15 de julio. Este núcleo duro considera que las urnas pueden serles incluso más favorables que en diciembre y desbancar a Ciudadanos como el grupo con más diputados en la Cámara catalana.

Al igual que el PDeCAT, ERC rechaza cualquier paso que pueda desembocar de nuevo en la urnas. El exvicepresidente Junqueras considera que una nueva convocatoria de elecciones supondría desperdiciar los resultados de diciembre. Pere Aragonès, adjunto a la presidencia de Esquerra, va más allá en las reticencias de su formación hacia la estrategia del soberanismo duro al advertir que aunque a Puigdemont le corresponda definir los pasos a dar cualquier movimiento futuro debe estar consensuado con ERC. El líder del PSC, Miquel Iceta, confía en que la mayoría independentista presente un candidato "viable" a presidir la Generalitat que permita "poner en marcha la legislatura".