C. JIMÉNEZ

La coreógrafa griega Apostolia Papadamaki presenta hoy en la Laboral Centro de Arte y Creación Industrial el espectáculo de danza «Hermaphrodite», que se incluye dentro de la serie sobre la belleza que inició en 2005 con el objetivo de realizar una investigación en torno a la identidad de género en el ser humano. Su licenciatura en Educación Física la animó a adentrarse en la exploración del movimiento de la danza. La acompaña hoy en Gijón el también coreógrafo Konstantinos Rigos, un hombre de reconocido prestigio en el mundo de la danza que se ha prestado al experimento de Papadamaki sobre un cuerpo maduro desnudo.

-¿En qué consiste el espectáculo?

-Es una investigación en torno a la identidad de género. Los humanos se pasan la vida buscando una identidad y muchas veces ésta ya viene dada por la sociedad, por la televisión, por la publicidad? Intentamos categorizar todo y cuando no tenemos claro la categoría de algo buceamos hacia lo desconocido. Yo trabajo con los arquetipos.

-¿Y el hermafrodita donde se sitúa?

-Hermafrodita no representa a un homosexual ni a un gay, es un concepto más universal y de carácter atemporal. Nunca fueron aceptados como seres con identidad propia. Lo que busco es mostrar al público que lo hermafrodita es aceptable. Para ello utilizo cuerpos desnudos.

-¿Qué herramientas utiliza para transmitir esa idea?

-El espectáculo se presenta sólo con una caja de madera blanca a modo de plinto sobre la que se sitúa el bailarín, desnudo, iluminado con una lámpara. Es un trabajo muy íntimo porque es como si el público entrara en un espacio privado. Es muy importante el hecho de que Konstantinos participe en el proyecto pese a ser un coreógrafo de éxito. La suya es una versión muy personal de hermafrodita.

-¿Por qué huye de la música?

-La música da cierta información y en este caso podría traicionar la emoción. Aquí sólo existe un sonido: el del cuerpo humano en movimiento. El hecho de no tener música pone al público en una situación difícil. No tiene escapatoria: o se enfrentan a ello o tienen que salir. De todas formas «Hermafrodita» está más próximo a una performance que a un espectáculo de danza.

-¿De dónde emana la inspiración para desarrollar tan peculiar concepto de la belleza?

-Siempre parto de mis propios sentimientos y de mi experiencia y a partir de ahí investigo. Este proyecto comenzó cuando di a luz a mi hijo y sentí que no podía encontrar mi identidad: no sabía si era madre, artista, intérprete, mujer y empecé a estudiar la identidad humana. Aunque no la quieras buscar el resto de los seres humanos trata de identificarte.

-¿Ha encontrado ya su identidad?

-No. Todavía tengo varias identidades confundidas aunque ahora lo veo desde una perspectiva más tranquila. Todos tenemos derecho a tener una identidad. No podemos aceptar no saber lo que es aceptable y lo que no es.

-En sus tres últimos espectáculos también ha profundizado en otro concepto: la belleza. ¿Qué es para usted?

-La belleza es muy relativa, no depende de la edad del individuo. Está en el arquetipo, no en el estereotipo.