Principio y final en San José. Sara Cosío Meana, esposa del veterinario municipal jubilado Óscar Mori Menéndez y miembro de una popular familiar gijonesa que regentó durante décadas en la plaza de El Humedal el bar El Verano -lugar de encuentro de muchas generaciones de sportinguistas, jugadores y aficionados-, recibió ayer una multitudinaria y emotiva despedida en el templo parroquial que marcó su vida. Sara Cosío falleció el pasado lúnes en al Hospital Central Universitario de Asturias, en Oviedo, donde se encontraba ingresada desde hacía casi una semana, tras haber sufrido un derrame cerebral en su domicilio gijonés, del que nunca se llegó a recuperar.

Esposa, madre y abuela ejemplar, Sara Cosío fue recordada por el párroco d7p

e San José como admirable mujer, sinceramente religiosa. También era una popular y querida convecina. Su esposo y sus hijos, Luisa María, José Antonio y María Eugenia Mori Cosío, así como Jesús Viñuela y Álvaro Vallaure, recibieron, por ello, incontables testimonios de condolencia con los que mitigaron el gran sentimiento de pérdida por una inolvidable mujer, siempre sonriente y afectuosa.

El sacerdote Adolfo Mariño recordó que Sara Cosío ya había sido bautiada en el templo de San José, del que nunca se distanció demasiado, con una vida presente en la parroquia. Mariño ofició el funeral junto al jesuita Jesús Díaz Baizán, y el párroco de San José jubilado José Luis Martínez, y el de la Calzada, José María Díaz Bardales, todos amigos de la familia y compañeros de felices momentos con el matrimonio Mori. Los restos mortales de Sara Cosío reposan, desde ayer, en el cementerio parroquial de Muñó (Siero), de donde es originaria.