Eloy MÉNDEZ

Su lucha en defensa de los derechos de los trabajadores le llevó a fundar, a mediados de los años 50 y junto a Pedro Galache y Gerardo Tenreiro, la primera comisión obrera de la mina La Camocha, germen del sindicato que años después se extendería por toda España. Histórico militante del Partido Comunista, Casimiro Bayón falleció ayer en su domicilio familiar de El Campello (Alicante) a los 84 años, después de una vida de claros y oscuros, como el carbón que empezó a palear en el pozo María Luisa, siendo aún menor de edad, o su destierro, tras la huelga que organizó en 1957 durante su estancia en Gijón. Sus compañeros de partido, integrado ahora en Izquierda Unida, le recordaban ayer como «un referente en la lucha por las libertades de este país».

Bayón nació en la localidad langreana de La Foyaca el 8 de mayo de 1925 en el seno de una familia de larga tradición minera. Tuvo once hermanos, aunque a dos no los llegó a conocer y de otros dos guarda un recuerdo difuso, ya que murieron poco después de la Guerra Civil, tras el inicio de la represión franquista. Con 17 años conoció de primera mano la dureza de la minería hullera, al convertirse en vagonero del pozo María Luisa, aún en fase de profundización. Por entonces, cobraba siete pesetas al día.

Su primer ascenso profesional lo disfrutó unos años después, cuando se convirtió en picador del pozo Fondón, del que fue trabajador durante un corto período a mediados de los 40, antes de regresar al María Luisa y convertirse en un trabajador admirado por la dirección de la empresa y por sus propios compañeros. Sin embargo, su estancia en las cuencas asturianas había llegado a su fin. Como el casado, casa quiere, Bayón se vio obligado, poco después de contraer matrimonio, a abandonar sus orígenes para poner rumbo a Gijón, donde el Estado le concedió una vivienda en el poblado de La Camocha. Era el año 1950, uno de los momentos más trascendentales en la vida de este símbolo del movimiento sindical.

Con su recién estrenado mono de picador de la explotación hullera gijonesa, Bayón solicitó el ingreso en el Partido Comunista. Inmediatamente pasó a formar parte de la clandestina oposición al régimen franquista. Pero no se convirtió en un militante de los de carné y poco más. Cogió el toro de la lucha obrera por los cuernos y fundó la comisión obrera de La Camocha, un instrumento a través del cual organizó a numerosos compañeros para mejorar las condiciones de su vida laboral. También le sirvió para convocar dos huelgas, que tuvieron un seguimiento total en el pozo minero. De la primera, que fue en 1957, salió políticamente indemne. La segunda, un año después, le valió el destierro.

En 1964, puso rumbo a Bruselas, junto a su esposa y sus hijos. En la capital belga fijó su residencia hasta el año 1976, cuando regresó a Asturias y a la mina, aunque por poco tiempo. Una porfiria hepática le obligó a jubilarse y a buscar un refugio climático en tierras levantinas. A El Campello llegó hace 27 años y se quedó para siempre «porque regresar a casa me complicaba la salud». El sol mediterráneo le ayudó frente a la enfermedad, la última batalla de una vida que terminó ayer tras ocho décadas de lucha.