Ángel CABRANES

«En el año 1996, cuando una de nuestras comunidades se trasladó a Contrueces, detectamos la necesidad de que los niños en situación de vulnerabilidad social del barrio pudieran contar con un apoyo escolar. Fue entonces cuando ideamos un proyecto que pudiera darle respuesta». La hermana Tránsito Gallego, superiora de la comunidad de religiosas de la Asunción, en Contrueces, explica los inicios de «Enredando». Éste programa socioeducativo, iniciado en 2004, contribuye, de manera gratuita, a la formación de más de medio centenar de pequeños de 6 a 12 años con problemas de inserción social. Dos educadores y quince voluntarios se encargan de desarrollarlo y, además, ellos mismos han creado paralelamente una asociación que amplía la oferta docente. Bajo el nombre de «Cuantayá» se ayuda al refuerzo educativo de una treintena de adolescentes.

«Trabajamos coordinados con los colegios de los barrios de la zona sur de Gijón: Contrueces, Montevil y Roces. Buscamos servir de apoyo a los niños en sus estudios y también trabajar sus valores. Queremos favorecer sus habilidades sociales y su interacción con el barrio», explica Irune Ancizu, educadora de «Enredando». Hace más de cinco años, junto a la educadora Julia Cobos, llevaron a la práctica el proyecto de las religiosas de la Asunción.

En su local de la calle Río Nervión asesoran todas las tardes a los pequeños y también preparan actividades alternativas. «De 16.30 a 19.00 horas les ayudamos a hacer los deberes y realizamos talleres alternativos. Cada tres meses programamos una excursión y también les impulsamos a la realización de juegos didácticos, pintura o incluso un coro. Todo con el objetivo de que interactúen entre ellos e inculcarles valores sociales», destaca Ancizu. Pero las actividades de «Enredando» no sólo se centran al curso escolar. «En el mes de julio organizamos un campamento urbano. Cada día visitamos un punto de la ciudad para que los pequeños vayan conociendo cómo es su entorno. Durante agosto celebramos la «biblioteca en la calle», una de las actividades más populares. Aprovechamos el parque de Las Palmeras para incitar a la lectura a los pequeños e invitamos a todo el barrio a que se una a compartirlo», añade la educadora gijonesa.

Tras los dos primeros años de «Enredando», los docentes y voluntarios participantes detectaron que los niños que superaban los 12 años, y no podían acogerse a las condiciones del proyecto, también necesitaban de una ayuda similar. Fue entonces cuando iniciaron la creación de la asociación «Cuantayá», que amplía las ayudas a los adolescentes en el mismo local. «Nuestra labor es dar continuidad a la idea de "Enredando". Contamos con quince voluntarios que, en función de su actividad profesional, contribuyen con sus conocimientos a la orientación laboral y educativa de los jóvenes», desvela Gerardo Jiménez, médico de familia y presidente de la asociación.

«Cuantayá» también ofrece su apoyo a las madres de sus alumnos, «con las que detectamos las necesidades del barrio y las ayudamos en la educación de sus hijos», explica Jiménez. También han creado un coro y una de sus principales actividades es la denominada «empresa en tu escuela. Con la que intentamos que los niños creen su propia cooperativa ficticia y desarrollen desde la experiencia una situación profesional», concluye Jiménez. Una manera de mostrar que educar es tarea de todos.