La gran pregunta, la pregunta del millón, no es si Arias de Velasco optará a la reelección como presidente de la Cámara de Comercio de Gijón: la cuestión más acuciante hoy por hoy en esta ciudad es conocer si la FSA le ofrecerá a Areces la cabeza del cartel municipal gijonés, después de haberle servido esa misma testa -testa dura y testaruda- en bandeja de plata a Javier Fernández en el escenario regional. No se imagina uno al presidente asturiano de regreso a los cuarteles de invierno como un Aníbal otoñal, a lomo de sus elefantes, rodeado del fiel generalato y una corte de asesores y validos haciéndole la ola por la «Y». Ni tampoco se detecta en el arecismo militante interés en emprender guerras púnicas: si acaso escaramuzas para defender, con armamento móvil pero no pesado, el honor mancillado del jefe. De Areces, como del genio militar de Aníbal, tal vez quepa esperar aún movimientos envolventes en el teatro de operaciones. Ocurre que los dados ya han rodado. Alea jacta est.