C. JIMÉNEZ

Manuel Rodríguez de Maribona, director de la Academia Asturiana de Heráldica y Genealogía, fue investido el miércoles como nuevo patrono de la Fundación Foro Jovellanos. Madrileño con raíces asturianas, es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid y graduado en Historia del Arte. Acaba de presentar un estudio sobre la ascendencia italiana de Jovellanos y, en concreto, sobre la figura de Benito Trelles Coaña y Villamil.

-¿Qué supone su integración como patrono en el Foro Jovellanos?

-Es un honor por la magnífica actividad que están desarrollando desde sus inicios. A ella me unen grandes lazos de amistad. Pienso que Jovellanos es un personaje digno de admiración y uno de los políticos más destacables, con diferencia, del siglo XVIII y principios del XIX. Su biografía es magnífica y lo que hizo, que fue profundamente rompedor para su tiempo, da pie a una investigación más amplia que es lo que está tratando ahora la Fundación.

-¿Por qué decidió abordar la figura de Benito Trelles?

-Cuando el Archivo Histórico adquirió ese fondo lo ojeé porque me lo pidió una persona de la familia de Jovellanos que le interesaba tener algunos datos. Pero luego al escribir el expediente de Alcántara, de los muchos antepasados suyos que estuve viendo me parece que éste tiene una vida muy interesante y decidí meterme más a fondo con él, aunque todavía queda mucho trabajo por hacer.

-¿A qué fuentes documentales acudió?

-He consultado el Archivo Histórico de Asturias, el Nacional y el de Simancas, pero tiene que haber mucho más. Algunos investigadores de Italia también han trabajado sobre el tema en Cerdeña. Lo que he hecho es sólo un artículo pero hay datos para hacer un libro entero.

-¿Cómo influyó su ascendencia italiana en la figura de Jovellanos?

-De fortuna le quedó poco. A las tres nietas de Benito Trelles, hijas del conde de Orgaz, se las declaró pobres de solemnidad porque o se casaban o no heredaban. Pero que su familia se haya movido y viajado tanto le ayudó a la amplitud de miras para ver la política, la sociedad en general y el papel de la nobleza. Él tiene toda esa riqueza de experiencias en sus ascendientes.

-¿El legado jovellanista sigue vigente?

-Absolutamente. Considero que es uno de los ilustrados más influyentes del XVIII y sus ideas siguen todavía vigentes en muchos ámbitos, sobre todo en lo que se refiere a la nobleza. Él era partidario de que la nobleza tuviese una función en la sociedad, no de que desapareciera. Y eso es algo que hoy en día también se podría aplicar. La nobleza puede tener su importancia en la sociedad y cumplir una misión determinada no sólo aportando bienes inmuebles o propiedades, sino también su propio legado familiar.

-Usted acudió a un archivo familiar para analizar la figura de Benito Trelles, ¿qué importancia tienen estos documentos?

-Para la historia de Asturias son básicos. No digo que los tengan que ceder a un archivo porque es una propiedad familiar, pero sí que permitan que se puedan completar los estudios. En algunos casos se encuentran infrautilizados. Si no fuera por Gonzalo Anes, director de la Real Academia de la Historia, el archivo sobre Benito Trelles hubiera acabado no se sabe en qué manos y, además, totalmente dispersado. Si todos los propietarios de esos archivos fueran conscientes del valor real que tienen esos documentos lo que podrían, si no lo pueden mantener, es llegar a algún acuerdo con el Estado para que no se pierdan y se conserven en buen estado.

-¿Qué le parece la actuación que se ha hecho en el Archivo Histórico de Asturias?

-Me parece magnífico. Da pena porque la ubicación anterior, en un edificio histórico de Oviedo al lado de la Catedral era una maravilla, pero se quedaba pequeño. No obstante, pese a no ser de los más avanzados funcionaba muy bien y era muy agradable el trato con la gente que trabajaba allí. Ahora supongo que seguirá la misma dinámica pero con los espacios ampliados y unas condiciones ya más actuales que hacía falta. Lo más triste en algunos casos es cuando alguien quiere donar un archivo particular y les dicen que no pueden por falta de espacios apropiados para ello.