C. JIMÉNEZ

La tercera revolución industrial, alternativa al actual modelo energético, se presenta como una oportunidad para las empresas asturianas. Empresarios y técnicos de la energía, reunidos por la asociación «Compromiso Asturias XXI» en el campus gijonés, coincidieron ayer en señalar la importancia de las políticas contra el cambio climático en las que ahora centra sus estrategias la Unión Europea para mejorar la competitividad del sector industrial de la región.

El desafío pasa por «hacer lo mismo con menores consumos energéticos y un menor impacto ambiental», sostiene Estanislao Piña, director industrial de Química del Nalón. En ese objetivo la plataforma tecnológica nacional para la eficiencia energética permitirá dar con un modelo económicamente sostenible y competitivo.

«La lucha contra el cambio climático pasa por soluciones innovadoras», apunta Iván Martín, subdirector de Asuntos Europeos para Shell Internacional en Bruselas. Una de ellas podría ser el prototipo de vehículo eléctrico híbrido, con una autonomía próxima a los mil kilómetros que fue presentado recientemente en la capital europea. Así las cosas, el sector industrial del Principado deberá centrar sus esfuerzos en el fomento de las energías renovables, abundó el director general de Minería y Energía del Principado, Isaac Pola, quien valoró también las posibilidades de la tecnología de captura y secuestro de CO2 como un factor de desarrollo económico.

Pola coincidió con Vicente Luque, alto funcionario de la Unión Europea en el área de energía, que el desarrollo de esta tecnología tendrá un fuerte impacto económico en el futuro, con una clara repercusión en el empleo y en la deslocalización de industrias. Además, Iván Martín está convencido de que en el siglo XXI habrá una red de conducciones de CO2, al modo de los actuales gasoductos, que unirán los puntos de emisión de dióxido de carbono con los de confinamiento. «Una región con el perfil industrial de Asturias debe estar a la vanguardia del desarrollo de esta tecnología», subrayó el experto de Shell.

En Gran Bretaña se estima que se generarán 100.000 nuevos empleos hasta 2050 en los sistemas de captura y secuestro de CO2, una tecnología que permite reducir las emisiones contaminantes hasta el 50 por ciento. No en vano, uno de los grandes desafíos climáticos del planeta pasa por llegar a una tasa de emisiones por persona y año de no más de dos toneladas de CO2. «Nosotros queremos dar un impulso a las energías renovables», apuntó el representante regional. En este punto, la Universidad asturiana jugará un papel importante con el recién creado cluster de energía, medio ambiente y cambio climático. El director del área de gestión de I+D+i del vicerrectorado de Investigación, Manuel Rico, considera que la institución académica tiene mucho que decir en el debate energético. «El Campus de Excelencia potencia una nueva forma de trabajar», remarcó, al tiempo que incidió en el beneficio que representa para ciudades y ciudadanos el desarrollo de políticas de eficiencia energética.

El marco establecido por la Unión Europea recoge que para 2020 España deberá reducir un 20% el consumo de energía y la emisiones asociadas, además de llegar a la nada desdeñable cifra de un 20 % de energías renovables. Un punto en el que España «ha hecho los deberes», a juicio del director del área de estudios y comunicación de HC Energía, Jorge Corrales. Sin embargo, a Gerardo Cabrera, presidente de OTSI Power Support, le preocupa la intervención del Estado en el sector de la energía eléctrica, señalando como uno de los desafíos más inmediatos los sistemas de generación distribuida que permiten devolver a la red la energía sobrante. «Hoy en día tenemos tecnología suficiente para producir de manera eficiente», concluyó el directivo.