R. VALLE

Ya están encajadas todas las piezas. Gobierno y oposición completaron ayer el texto final que conseguirá este viernes que todos los concejales de la ciudad levanten la mano para votar a favor de la aprobación de la nueva ordenanza de terrazas hosteleras. Un texto complejo, por cuanto regula el uso de espacios públicos y trata de garantizar la convivencia de todos los colectivos implicados, pero que consigue llegar a la calle con el apoyo de toda la Casa Consistorial.

El texto final asume gran parte de las 42 enmiendas que fueron presentadas a debate en la Comisión de Hacienda por el Partido Popular y que no entraban en conflicto con el espíritu de la ordenanza diseñada por el gobierno local. «Son matices que ayudan a dar mayor claridad al texto», sentenciaba ayer el concejal de Turismo, José María Pérez, como responsable de esta iniciativa.

Así, el texto final de la ordenanza abre la puerta a la instalación en todos los ámbitos de la ciudad de las terrazas de tipo A -aquellas que son independientes y fijas- que ahora se pueden ver en el Puerto Deportivo y Poniente. El matiz es que no se tratará de una autorización normal dentro de la ordenanza de terrazas sino de una concesión pública que debe ser convocada desde el Ayuntamiento.

El PP asume que no habrá una comisión especial de seguimiento de las ordenanzas, como había solicitado en sus enmiendas. Los posibles conflictos se analizarán en las comisiones de Hacienda o Urbanismo, según su calificación.

Entre los cambios de última hora se incluyen también, por ejemplo, una redacción nueva de la descripción de las distintas tipologías de terrazas, la imposición de que se mantenga una distancia de 1,5 metros entre la terraza y una plaza de aparcamiento para discapacitados y la presentación de una horquilla económica de sanciones en lugar de una cuantía fija en los niveles de leves, graves y muy graves.