Presidenta de la Asociación Sostenibilidad y Arquitectura

C. JIMÉNEZ

María Jesús González es la presidenta de la Asociación Sostenibilidad y Arquitectura (ASA) que ha citado hoy a sus socios en el Paraninfo de la Laboral para presentar la Carta del Transcantábrico, un documento para la construcción de ciudades más habitables, sostenibles, plurales, solidarias, libres, diversas, creativas y participativas. Tras un viaje en el Transcantábrico debatiendo estas cuestiones, González reflexiona sobre algunas cuestiones de actualidad vinculadas al colectivo que representa.

-¿Cómo afecta el cambio climático a la arquitectura?

-El cambio climático y la utilización de los recursos naturales es un tema que preocupa y la actividad de los arquitectos creando un espacio donde el ser humano habita no puede dejarse libremente sin estudiar. La idea de hacer la Carta del Transcantábrico, una propuesta de Arturo Gutiérrez de Terán, nos pareció una idea interesante que se debe respaldar porque en estos momentos es especialmente oportuna, no sólo por la preocupación medioambiental sino también desde el punto de vista de la crisis. Todas las circunstancias confluyen en que sea necesario un debate en profundidad, participativo y abierto sobre sostenibilidad y arquitectura del que se saquen conclusiones para después actuar.

-¿A quién se hará llegar ese documento?

-La carta pretende ser un documento muy abierto. Está claro que sin apoyos desde las instituciones no se puede hacer nada pero al mismo tiempo también es necesaria la participación del ciudadano.

-¿Cuáles son los puntos básicos para el debate?

-Fundamentalmente se trata de dar un enfoque distinto al problema de la sostenibilidad. Decía Einstein que no se pueden resolver los problemas con la misma óptica con la que se han creado, eso quiere decir que tenemos que ponernos en un posición libre, externa, abierta, para sugerir soluciones nuevas. La sostenibilidad abarca muchísimos aspectos, no sólo lo meramente energético sino aspectos sociales, participativos, de manera que podamos estudiar el futuro de una forma muchísimo más abierta.

-¿Qué opina de los modelos de ordenación territorial basados en una feroz especulación del suelo?

-El problema visto desde fuera, tanto para Gijón como para cualquier otra ciudad es que los municipios participan de unos esquemas generales que se deben plantear de forma previa, es decir, es un problema del hombre con respecto a la naturaleza y de la huella ecológica respecto a nuestro estilo de vida. Cualquier ciudad debe plantearse solucionar sus problemas locales sin perder de vista otros más generales porque realmente los problemas de impacto ambiental no pueden estudiarse de forma local. Por eso los municipios deberán estudiar seriamente su Agenda XXI con criterios muy serios. El principio de pensar globalmente y actuar localmente es absolutamente vigente.

-¿Existe algún territorio modelo en cuanto a su planificación urbanística?

-No podría citar ninguno en concreto pero lo que sí está claro es que desde hace diez años para acá existe un evidente interés por la sostenibilidad. Empieza a haber muchos informes pero el camino que queda por recorrer es enorme.

-¿Cómo son las previsiones?

-Ahora mismo estamos trabajando para conocer qué elementos comunes pueden dar pautas para conseguir ciudades más sostenibles y habitables. El informe sobre sostenibilidad para el año 2050 dice unas cosas muy claras sobre qué a va ser del planeta si en pocas décadas no se corrigen las tendencias actuales.

-¿Cabe achacar el problema a la especulación urbanística?

-Esa situación nos indica que el modelo actual no es válido pero el problema es mucho más amplio, no sólo de una crisis económica. La crisis está señalando cosas pero el problema es mucho más profundo.

-¿Cómo ha afectado la crisis a la actividad profesional de los arquitectos?

-Ha frenado un proceso que era evidente que iba muy mal y que no tenía destino. Vamos a ver ahora cómo reaccionamos, por eso es muy oportuna la Carta del Transcantábrico.

-¿Cuáles son los objetivos de la asociación?

-Somos una asociación sin ánimo de lucro compuesta fundamentalmente por arquitectos cuyo objetivo es profundizar y debatir la relación entre sostenibilidad y arquitectura, que posee un gran número de socios pero abierta a otras disciplinas y refrendada por un comité multidisciplinar de gran solvencia que colabora en dar rigor, seriedad y fundamento a todas nuestras actividades.