J. M. CEINOS

«La ciudad del siglo XXI demanda una visión global en la que, estando presentes los especialistas, se consiga una relación dialéctica con los enfoques más generalistas para interpretar nuestras ciudades como casa común y lugar esencial de encuentro, intercambio, convivencia y desarrollo vital». Ésta es la piedra angular de la llamada «Carta del Transcantábrico» impulsada por la Asociación Sostenibilidad y Arquitectura (ASA), que ayer se dio a conocer en el transcurso de una reunión que se celebró en Laboral Ciudad de la Cultura.

La presidenta de ASA, la arquitecta María Jesús González Díaz, explicó que el objetivo de la «Carta del Transcantábrico» es incidir en un replanteamiento del crecimiento de las ciudades desde una óptica «independiente, voluntaria y constructiva», con el objetivo de contribuir a «una mayor calidad de vida de los ciudadanos».

En este sentido, la ASA, que agrupa a algo más de un millar de arquitectos y urbanistas españoles, apuesta por revisar el crecimiento indiscriminado de las ciudades y plantea una vuelta a la rehabilitación de las viviendas en las tramas urbanas actuales, puesto que, afirmó María Jesús González, «no podemos seguir construyendo viviendas indiscriminadamente», como sucedió en los últimos años con el llamado «boom» inmobiliario.

Por ello, en la «Carta del Transcantábrico» se «hace un llamamiento al conjunto de la sociedad sobre la conveniencia de repensar sobre aspectos de profundo calado en la forma de concebir, construir y vivir nuestras ciudades, sus edificios, sus espacios y sus áreas de influencia, contribuyendo así a paliar los efectos del cambio climático con criterios culturales, científicos, de interés social y económicamente viables y sostenibles».

En definitiva, «el tamaño de las ciudades habrá que determinarlo dentro de unas nuevas relaciones con la naturaleza y el medio rural», sostiene la «Carta».