C. JIMÉNEZ

Los reveses que ha sufrido la Universidad de Oviedo en los primeros trámites del laboratorio eólico no impedirán que el proyecto salga adelante pero sí que no lleve la celeridad deseada por el equipo del rector, Vicente Gotor. Fuentes académicas reconocen que se trata de iniciativa compleja, difícil de concretar por las «limitaciones ambientales» que acompañan a este tipo de instalaciones.

Primer obstáculo. El mapa de áreas eólicas marinas del Ministerio de Medio Ambiente establece diversas zonas de exclusión en una primera franja marítima, de manera que en ella, a lo sumo, se podrían instalar unos 1.500 megavatios. Por eso, a la larga, no quedará más remedio que colocar los molinos a unas distancias mínimas de 20 kilómetros de la costa, lo cual obligará a trabajar en aguas profundas, con fondos a más de 50 metros.

Segundo obstáculo. Las características del caladero del Cantábrico impiden anclar los molinos en el suelo de los fondos marinos. A una distancia media de la línea de costa la plataforma cae a gran profundidad, lo que eleva los costes de la instalación.

Tercer obstáculo. El objetivo futuro de aprovechamiento comercial de la energía generada en esta plataforma por parte de las empresas implicadas en el proyecto se presenta complicado. Llevar el cable a tierra será costoso y obligará a acudir a nuevas tecnologías. La vocación es crear un gran laboratorio para mejorar el conocimiento sobre la producción de electricidad en el mar. Y ese obstáculo sí está superado. Cerca de 60 entidades -las que están adscritas a este proyecto, entre empresas públicas y privadas y grupos de investigación- están interesadas en lograrlo.

Cuarto obstáculo. Lo que en principio se presenta como una fortaleza, la unión de esfuerzos por parte de las empresas y centros de I+D en el mismo proyecto, puede resultar un tanto compleja en la planificación a largo plazo del que está llamado a ser uno de los proyectos estratégicos de la iniciativa universitaria reconocida con el sello de excelencia internacional. El «cluster» de energía, medio ambiente y cambio climático está focalizado hacia sectores estratégicos para la región, como el diseño y la fabricación de bienes de equipo y la industria ligada a las energías limpias y la eficiencia energética. Se busca una reorientación de la industria regional hacia sectores de alto valor añadido capaces de generar empleo de calidad y que le otorguen visibilidad internacional, al tiempo que se consolida un modelo económico de desarrollo sostenible. Pero para ello hay que poner de acuerdo a los más de 60 miembros. De momento ya se ha dado el primer paso: la Universidad ha seleccionado ya al candidato más apto para ocupar el puesto de gerencia de este «cluster». Su cometido será precisamente colaborar con el vicerrectorado de Investigación en la definición de líneas prioritarias de esta agrupación estratégica, coordinando e impulsando al mismo tiempo la definición de proyectos nacionales e internacionales que puedan dar visibilidad a esta iniciativa.

La necesidad de construir molinos de viento en el mar responde en gran parte a la saturación que ya existe en tierra, explican desde algunas empresas del sector. Aunque ayer mismo en el Principado se anunciaba la autorización de los primeros molinos de viento en la zona centro y en el oriente de la región.

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