Cumplimos este año, y este 25 de mayo, los 202 años desde que los patriotas astures dieron el golpe que instaló en el poder la «Junta Suprema» con todas las atribuciones de la Soberanía para luchar contra los renegados cortesanos y contra Napoleón. Este año, el aniversario coincide en Oviedo con el Martes de Campo y, por lo tanto, es fiesta. Fiesta local. El 25 de mayo debería haber sido instituido como la fiesta oficial de las Asturias al alborear la autonomía, pero no se hizo así, y se prefirió confundir la realidad con la fantasía, y la política con la devoción. Y se optó por confundir sociedad astur y fervor mariano en el cómodo y tradicional 8 de septiembre. Y así para todo: comodidad y tradición. Algún 25 de mayo llegará en el que Asturias celebre su fiesta oficial. Será cuando todo, o al menos un mucho, haya cambiado. Doscientos dos años de rebelión y sumisión. Y en Oviedo hoy, bollo, botella y «huevo arrastrao». Quizá los «Amigos del País de Asturia» estén hoy en la Sala Capitular, o quizá no. Lo mismo da: que estos tiempos son tiempos de sumisión.