De ser creíble la tesis que apunta a que la foca avistada el domingo cerca de la playa de Poniente es un ejemplar liberado en 2006 en el estuario de Wash, cerca de Norfolk, en el este de Gran Bretaña, podría decirse que este mamífero marino se habría adelantado, y sin necesidad de alharacas, a los planes de El Musel de estrenar una autopista del mar. Del Mar del Norte al Cantábrico de un tirón, sin subvenciones europeas ni salvoconductos parlamentarios, tiene su mérito: se antoja una animalada. Lástima que el ejemplar, que ya fue visto el pasado mes en la playa de Oriñón, en Castro Urdiales, no se dejara ver la pasada semana por la bahía gijonesa, pues habría servido de mascota a las celebraciones del Día Marítimo Europeo. O de acompañante de Rexach en la mesa de expertos sobre cómo realizar grandes desplazamientos a bajo coste. Tal vez, debido a su forma de torpedo, temió que la utilizaran como proyectil los infantes de Marina del portaaviones. Pero nada por aquí y nada por allá.