Cuestionada Dolores de Cospedal sobre si Cascos será investido candidato del PP a la Presidencia de Asturias, la secretaria general de los populares opta por una respuesta de tono marxista (de Groucho Marx): «Es tan probable que sea él como que no lo sea». Fifty-fifty, empate, indefinición, balones fuera. Esconde sus cartas la parte contratante de la parte contratante, tal que ni sí ni no, sino todo lo contrario y vuelta la burra al trigo. Responde Cospedal a la gallega, tal que parece que quien habla no es ella, sino Rajoy, el ventrílocuo que mueve los hilos del guiñol de la derecha. «Hay que saber si a la hora de la verdad él quiere ser candidato», añade la lideresa, en alusión al ex ministro. ¿Cuál es la hora de la verdad en el reloj de arena del PP que marca los tiempos del debate sobre la cabecera del cartel asturiano? Se desconoce aún si, en la liturgia de las horas de los populares, el advenimiento de Cascos corresponde a maitines, laudes, vísperas o completas. Nadie sabe aún cuándo sonarán -o si finalmente quedarán mudas- las campanas del Frère Jacques.