Pablo GALLEGO

La ceremonia de apertura del curso en la Universidad de Oviedo mostró ayer los dos frentes entre los que se mueve la institución académica asturiana. En palabras del rector, Vicente Gotor, la Universidad afronta el curso 2010-2011 «con preocupación por la situación financiera», pero a la vez cuenta con «el estímulo de emprender nuevos retos». Entre ellos, superar con éxito el primer curso con todas sus titulaciones adaptadas al «plan Bolonia». También darle un impulso definitivo al Centro Internacional de Posgrado, primera piedra del Campus de Excelencia Internacional.

Para superar esos «nuevos retos» hace falta financiación. Por eso el discurso del rector, la máxima autoridad universitaria, fue dirigido a «recordar a los poderes públicos y al sector privado» que ante la crisis «la mejor inversión es la que se destina a la formación y a la investigación». El presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, respondió afirmando que la Universidad es «una prioridad» pero que la institución tiene que asumir «la misma contención de gasto que el resto de administraciones públicas». «Los recortes, aunque duros, siempre se pueden asumir si hay esperanza», afirmó.

Rodeado de todo su equipo rectoral, y ante las más altas autoridades de la región -a excepción de la presidenta de la Junta General y del delegado del Gobierno, que excusaron su asistencia-, Gotor expuso cómo la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) supone «una nueva etapa para las universidades españolas». También reconoció que «Bolonia no nace en el mejor momento, pero no cabe en el espíritu universitario el derrotismo».

Los estudiantes de primer curso -que en lugar de hacerlo hoy se incorporan a las aulas el próximo lunes 27- serán, seguramente, los primeros en terminar su formación con toda la Universidad de Oviedo adaptada a Europa. Para el próximo año Gotor confió en que «el curso se inicie de manera simultánea para todos a principios de septiembre, como ya hacen otras universidades».

El rector envió este mensaje al flamante consejero de Educación, Herminio Sastre. De su departamento depende que en Bachillerato las recuperaciones de septiembre se trasladen a julio. La Universidad haría lo propio con la segunda convocatoria de la selectividad. Gotor tuvo también palabras de recuerdo para el anterior consejero, José Luis Iglesias Riopedre.

El acto de apertura del curso comenzó a las doce del mediodía en la sala de togas. La novedad fue el destino del cortejo de doctores revestidos con sus colores académicos: la biblioteca del Edificio Histórico, en lugar del tradicional Paraninfo. Hora y media antes el obispo auxiliar de Oviedo, Raúl Berzosa, había oficiado la misa del Espíritu Santo en la capilla de la Universidad en lugar del Arzobispo, Jesús Sanz Montes, que ayer atendía sus obligaciones como administrador apostólico de Jaca y Huesca, su anterior destino como obispo.

Tras el himno «Veni, Creator Spiritus» y con los invitados y claustrales ya sentados -aunque descubiertos, sin hacer caso al protocolo universitario ordenado por Gotor con el «sentaos y cubríos»-, el secretario general de la Universidad, Francisco Fernández, expuso la memoria del curso pasado. Entre sus logros, el reconocimiento de la Universidad como Campus de Excelencia Internacional, la creación de la Casa de las Lenguas y su defensa de la internacionalización. También un recuerdo para los compañeros fallecidos, como Javier Fortea o José Manuel Concellón. En ese momento el rector no pudo evitar frotarse los ojos.

La lección inaugural del curso le correspondía este año al catedrático de Matemática Aplicada Benjamín Dugnol. En un recorrido histórico y científico por la relación entre las matemáticas y la música, Dugnol alternó fórmulas con modelizaciones matemáticas de sonidos como el canto del cisne o la voz de Eva Marton en la ópera de Wagner «Tannhäuser».

El discurso de apertura del curso marca la línea que la institución académica seguirá a lo largo de los próximos meses. En el de ayer Vicente Gotor aseguró que la Universidad debe ser «un ejemplo para la sociedad», y pidió «hablar menos y trabajar más». «Debemos arrimar el hombro, no sumirnos en la queja constante y ser inteligentes para detectar los proyectos prioritarios; nuestro lugar está en la docencia y en la investigación», aseveró.