R. VALLE

La concejala Begoña Fernández y todo su equipo de la Agencia Local de Promoción Económica y Empleo dejan atrás los angostos habitáculos de sus viejas oficinas en el número uno de la calle de Fortuna Balnearia para tomar posesión de la remodelada antigua sede del Conservatorio de Música, en el corazón del barrio de El Coto. Donde antes se aprendía tocar el piano ahora se formará a desempleados para tener un mejor acceso al menguado mercado laboral o se diseñarán estrategias para combatir un paro que parece ir ganando la batalla. El remozado edificio oferta a sus nuevos inquilinos más de 2.500 metros repartidos en tres plantas. La operación ha supuesto un coste económico de 1,5 millones.

No muy lejos de su nuevo despacho, Begoña Fernández tiene a su compañero en el equipo de gobierno José Ramón Tuero. El edil de Deportes tiene su centro de operaciones en las dependencias del Patronato Deportivo Municipal en el cercano centro municipal del barrio. Una y otro convertirán El Coto en una prolongación de la Casa Consistorial.

Y es que aunque muchos al pensar en el día a día de la vida municipal piensen en un ir y venir de concejales por los pasillos de la Casa Consistorial, lo cierto es que en el ilustre edificio de la Plaza Mayor cuelgan sus chaquetas muy pocos ediles. Más allá de las sesiones comunes de trabajo en plenos o comisiones. El gobierno municipal está totalmente descentralizado con ediles diseminados por toda la ciudad. Junto a la Alcaldesa comparten el edificio central de la administración municipal los concejales socialistas Santiago Martínez Argüelles y José María Pérez y el líder de Izquierda Unida, Jesús Montes Estrada. Los concejales de Hacienda y Promoción Económica trabajan en la segunda planta del inmueble mientras Churruca ha convertido en despacho, sala de reuniones y centro operativo de su concejalía una parte de las dependencias asignadas en la planta baja del inmueble a su grupo municipal.

En el entorno de la plaza Mayor, pero fuera del edificio central, están los espacios de trabajo de la concejala de Participación Ciudadana, Pilar Pintos, y de la edil de Medio Ambiente, Dulce Gallego. Para la primera hay espacio en el colindante edificio administrativo de la Antigua Pescadería y Gallego y su gente ocupan la sede del viejo hotel Madrid. Gallego dirige desde allí el área de Medio Ambiente aunque sus responsabilidades como presidenta de las empresas municipales de agua y limpiezas la llevan a La Calzada, en el caso de la EMA, y a Roces, por Emulsa.

Del cogollín de la Plaza Mayor fueron desalojadas ya hace meses las concejalías de Urbanismo y Mantenimiento Urbano y Rural. Pedro Sanjurjo y Manuel Faustino García «Tino Venturo» dejaron el edificio municipal de servicios técnicos -a punto de terminar su reforma integral- para ocupar el antiguo hogar materno infantil en el complejo de la Casa Rosada. Al otro lado de la calle, en la Gota de Leche, está la Fundación Municipal de Servicios Sociales donde tiene su lugar de trabajo la concejala del área, la socialista Esperanza Fernández.

El entramado del centro urbano también encuentra espacios para la concejalía de Cultura y la de Festejos. El titular de la primera está operativo en el centro de cultura «Antiguo Instituto» y su compañero, y secretario general del PSOE, José Manuel Sariego, tiene destinado un despacho en la Casa de la Palmera, en plena calle Cabrales, como máximo exponente de la sociedad teatro Jovellanos. Aunque es más habitual verlo por la calle o dando coros paseos por la Plaza Mayor mientras va gestionando sobre la marcha sus actividades móvil en ristre. Un poquito más a desmano están las concejalías de Seguridad Ciudadana y Vivienda. La socialista Begoña Huergo comparte espacio de trabajo con los agentes de la policía local en el edificio que tienen en la calle de San José y el representante de Izquierda Unida, Francisco Santianes, ya se trasladó hace meses a las nuevas dependencias de la Empresa Municipal de la Vivienda, en la avenida de Portugal, en el Polígono de Pumarín.