Á. CABRANES

«El teléfono móvil es el principal arma de defensa ante una situación de amenaza», afirma Óscar Fernández. La frase gana en importancia porque quien lo asegura es el bicampeón del mundo de lucha sambo. Fernández no es el único que está convencido de ello, también le da la razón una de las personas que conoce de cerca el comportamiento de los atracadores, el inspector de la Policía Local de Avilés, Francisco Javier Lozano: «Una conversación telefónica hace que el ladrón desconfíe. Tiene dudas de si le pueden identificar o si se está avisando del posible crimen. Nadie quiere complicarse la vida al robar».

Fernández y Lozano fueron protagonistas de una de las charlas que organizó la Liga Reumatológica Asturiana en Gijón, la de «Prevención de delitos y autodefensa en personas con discapacidad». Afectados por dicha enfermedad, en su mayoría jubilados, conscientes de que pueden ser una presa fácil para los delincuentes, siguieron con atención sus recomendaciones. «Algunas de ustedes llevan el bolso en bandolera porque creen que es más seguro para evitar que se lo quiten. Es un concepto falso. Con esto motivamos que, en el caso de que lo agarren, terminen tirándolas al suelo y sufriendo alguna fractura. Lo mejor es llevarlo sobre un hombro y prevenir situaciones de riesgo. A veces es menor el valor material de lo que nos roban que las consecuencias en la salud que acarrean evitarlo», explicó Fernández. Porque, como indica el inspector de la Policía Local de Avilés, «es posible defenderse sin llegar a las manos. Como medidas de prevención debemos evitar confiar de cualquier desconocido, independientemente de su imagen; cambiar la rutina de sacar grandes cantidades de dinero el mismo día de cada mes, y marcar las distancias hasta en la cola del mercado o la pescadería. Estos son los casos más habituales del robo y el perfil de la víctima suelen ser personas como ustedes, mayores o discapacitados». Si se produce un «tirón», Fernández recomienda «evitar las confrontaciones. Las patadas y puñetazos están bien en las películas, pero la realidad es muy distinta. Hay que aprender a defenderse con otros métodos».