C. J.

A Sila y Mercedes les resultaba una tortura cada vez que decidían ir a la peluquería. Las dos mujeres, ambas en silla de ruedas, se exponían a mil y un obstáculos para salir de casa a arreglarse el pelo. Desde ayer ir a la peluquería «ya no es un suplicio» para ninguna de las dos. María José Carús ha optado por adaptar su negocio de la calle Pelayo, en una apuesta por «la accesibilidad y la belleza sin barreras».

Sila Murillo, presidenta de la asociación Amdas La Fonte (Mujeres Discapacitadas de Asturias), y su compañera en la junta directiva alabaron la iniciativa de esta joven empresaria que ha demostrado cómo en 65 metros cuadrados es posible introducir una buena dosis de «voluntad».

Ese empeño pasa por eliminar el escalón de entrada al negocio, habilitar un baño para personas con movilidad reducida e instalar un lavacabezas adaptado. «Queremos que pueda entrar todo el mundo, los que necesitan silla de ruedas y los que no», aseguró la propietaria de la peluquería. «Para nosotros es una garantía», concluyó Sila.