J. L. A.

«Parece una historia como aquella de "La cabina"», dice un joven a otro mientras señala hacia el interior de un conocido establecimiento de la calle Corrida. Cuatro agentes, dos parejas de la Policía Local y Nacional, hacen gestos pidiendo calma, un poco de paciencia. Detrás de la persiana metálica, una anciana mira hacia fuera con cara de angustia, de no poder creer lo que le está pasando. No puede salir. Está atrapada junto a las vitrinas de dos escaparates, bloqueada por la puerta exterior. De vez en cuando se lleva la mano derecha a la altura de su corazón. Otra mujer, que parece conocerla, le pide, también, tranquilidad. «Está enferma, tiene problemas cardiacos», explica.

Por fortuna, la angustia que vivió ayer Rosario Sierra, de 87 años y vecina de la calle Manuel Llaneza, se prolongó menos tiempo y tuvo un desenlace bastante más feliz que el del protagonista de «La cabina», la tan popular y premiada película de Antonio Mercero, con José Luis López Vázquez en el papel principal. La mujer fue liberada pasadas las dos de la tarde, después de casi una hora de desasosegada espera y tras acudir a la llamada de la Policía las responsables de la tienda.

Rosario Sierra, muy nerviosa, toma aire. No sabe explicar lo que ha ocurrido, cómo pudo quedar atrapada entre la puerta del establecimiento y la verja metálica sin que el personal de la tienda reparara en ella antes de echar el cierre. Nadie tiene una explicación lógica al suceso. «Yo estaba ahí, junto al escaparate, y vi cómo la persiana bajaba; cuando me di cuenta ya no podía salir», comenta la mujer a uno de los agentes. Sigue con el susto en el cuerpo: «No sé qué pudo pasar, no sé».