C. JIMÉNEZ

Si hace unos días se daba a conocer en Argentina una de las mayores innovaciones científicas: una vaca que produce leche «maternizada», similar a la humana, fruto de una clonación, ayer una empresa del Parque Científico y Tecnológico de Gijón, Biogas Fuel Cell, daba a conocer una de sus últimas propuestas para sacar un rendimiento extra a las pequeñas explotaciones ganaderas de la región apoyándose también en las nuevas tecnologías. Las vacas que producen energía. Su propuesta pasa por la transformación de los purines en biogás para producir energía. Todo, para la autogestión del propio ganadero, introduciendo, además, el aprovechamiento del residuo del biogás para su uso como fertilizante.

Antonio Domínguez, director de I+D+i de Biogas Fuel Cell, explicó durante la última sesión de los «Desayunos tecnológicos» promovidos por el Instituto Universitario de Tecnología Industrial (IUTA), que el proyecto permitirá resolver los problemas ambientales y de gestión de residuos que acompañan a las explotaciones lecheras de la región. «Es un sector constreñido que tiene dificultades para mejorar sus márgenes de beneficio», indicó el directivo.

La iniciativa se ha desarrollado en el marco de la línea municipal de ayudas denominada «plataformas de desarrollo empresarial» e implicaba también a la Unión de Cooperativas Agrarias Asturianas, representada por Elena Rivero, y la consultora Formación Agraria Empresarial. «El problema de los purines de las granjas, usados tradicionalmente como abono, es que han dejado de ser una práctica ambientalmente sostenible», mencionó Antonio Domínguez

El proceso que ellos impulsan permitiría convertir la materia orgánica de los purines en biogás con el objetivo de reducir los costes fijos de las explotaciones. Del biogás, un gas combustible de origen renovable formado por metano y CO2, se podría llegar a obtener energía eléctrica. «Un tercio del precio de la leche está vinculado a la factura eléctrica del ganadero», recuerda Elena Rivero. Por este motivo, la energía producida no se vendería sino que se aplicaría, por ejemplo, para calentar el agua necesaria para la limpieza de las salas de ordeño.

El estudio desarrollado por Biogas Fuel Cell y UCAPA señala que la producción diaria de biogás por cada cabeza de ganado se situaría entre 0,8 y un metro cúbico. En función del tamaño de la explotación podría traducirse en una producción energética total bruta de entre 484 y 1.936 kilovatios hora por día. El residuo final tras la producción del biogás, llamado digestato, se aprovecharía como fertilizante, completando así «un modelo de utilidad a pequeña escala para mejorar la rentabilidad de la explotación ganadera», según Antonio Domínguez.

A la reducción de olores, patógenos y la emisión de gases efecto invernadero, se suma la obtención de un fertilizante más eficiente y un importante ahorro de costes en la explotación, apuntó la directora de UCAPA.

En el campo de la biotecnología, la empresa Biozell, también con sede en el Parque Tecnológico de Gijón, ha colaborado con el prestigioso Instituto Oftalmológico Fernández-Vega , en el marco de las plataformas de desarrollo empresarial del Ayuntamiento de Gijón, para activar un sistema rápido para el diagnóstico de la queratitis infecciosa, dolencia ligada a un mal uso de las lentes de contacto.

María del Mar García, una de las responsables del laboratorio explicó que en el proyecto también participó la empresa Neosystems para facilitar el tratamiento de datos vía Internet. De esta forma el oftalmólogo podrá disponer de los resultados de las pruebas en tiempo récord. «En 12 o 24 horas como máximo cuando hasta ahora se tardaba entre una y dos semanas», indicó García. Biozell dispone ahora de todo un panel de pruebas para infecciones oculares que puede ser implementado para otro tipo de pruebas diagnósticas.