R. GARCÍA

El caso del robo de ferralla llega a las salas judiciales gijonesas tras más de cuatro años de complicadas investigaciones. El Juzgado de lo penal número 3 de Gijón acogerá hoy, a las nueve y media de la mañana, el procedimiento contra los dos encargados de obra que trabajaban en la ampliación de El Musel a los que se acusa de robar 500 toneladas de ferralla. El fiscal pide para los dos imputados una condena total de cinco años y tres meses de prisión, así como el pago de una indemnización de 361.000 euros.

El representante del ministerio público asegura en su escrito de conclusiones provisionales que los dos acusados -cuya identidad responde a las iniciales L. R. M. G. y J. M. M.-, aprovechando su posición como encargados «se apoderaron en el turno de noche de material de hierro que se encontraba almacenado en un contradique». La fiscalía considera los hechos constitutivos de dos delitos continuados de hurto con el agravante de abuso de confianza.

La unidad de delincuencia especializada y violenta de la Comisaría de El Natahoyo llevó a cabo la investigación del caso en el verano de 2008. Los agentes investigaron la desaparición de medio millar de toneladas de ferralla tras constatar que estos materiales robados en las obras de ampliación del puerto de El Musel habían sido vendidos a varias chatarrerías asturianas. Desde un primer momento los compradores de esta ferralla subrayaron su inocencia argumentando ante los agentes encargados del caso que ellos habían pagado todos los materiales en mano y que nunca habían preguntado acerca de su procedencia. La ferralla fue sustraída, según desvelaron posteriormente las investigaciones de los funcionarios de la UDEV de la Comisaría de Gijón, entre enero y julio del año 2008, a lo largo, por tanto, de siete meses.

Los responsables de la Unión Temporal de Empresas Dique Torres -encargados de las obras de ampliación de El Musel- despidieron, tras conocer la entidad de los hechos, a los encargados de obra, que luego fueron puestos a disposición del juez que se encontraba realizando las labores de guardia.

La obra de ampliación de El Musel precisó de 42.000 toneladas de ferralla por lo que, tal como pusieron de relieve los investigadores, nadie podía pensar que 500 toneladas fueran a echarse en falta.