A. RUBIERA

Treinta y nueve colegios públicos gijoneses tienen este año jornada escolar continuada. Es decir, todos menos dos. En poco más de diez años, los votos de las familias han logrado que lo que era una excepción se haya convertido en la tónica general y que la jornada tradicional de los escolares, la que suponía tener clases por la mañana y por la tarde con parada para comer, sea meramente anecdótica. Tan es así que sólo en dos colegios de la zona rural, el Jacinto Benavente de Vega y el de Cabueñes, se mantiene el horario partido.

Ambos centros acaban de pasar por un proceso electoral para analizar los intereses de los padres y las madres con respecto a esa jornada, según la normativa que regula los cambios y que está vigente desde 2004. Y, paradójicamente, familias de los dos centros están dispuestas a liderar una batalla contrapuesta para que la Consejería de Educación atienda sus necesidades.

En el caso del Jacinto Benavente un importante grupo de familias quiere que se flexibilice la normativa existente, que obliga a que tres quintas partes de todo el censo escolar (es decir, contando padres, madres y tutores legales por separado) vote a favor del cambio de jornada. Para estos padres movilizados, que ya han protagonizado varias protestas este mes, debería servir con que ese cambio lo ratifique el 50% de las familias, un porcentaje que en Vega se consiguió por primera vez este año. Con esa reclamación pretenden llegar hasta la Consejería -sea con el respaldo de la AMPA o de forma individual- para conseguir que se atienda a sus razones e instaurar así el cambio de horario en el centro para el curso 2013. A sus quejas ya ha respondido la Consejería de Educación, cuya titular, la forista Ana Isabel Álvarez, ha reconocido que la normativa «está obsoleta» y no se vería con malos ojos una revisión.

En Cabueñes, sin embargo, la tesis es la contraria. La pasada semana casi el 70% de las familias (de un censo de 520 personas) acudieron a votar el cambio de jornada y sólo 88 padres (el 16%) se decantaron por la jornada continuada, frente al 50,19% (261 padres y madres) que dio su apoyo expreso a continuar con el horario partido. Desde la AMPA del colegio se dejó clara la satisfacción por el «contundente» resultado obtenido, sobre todo teniendo en cuenta que «a los padres que votaron contra el cambio se podrían sumar todas las abstenciones, ya que, conforme a la normativa actual, abstenerse de votar implica conformidad con la jornada existente», explica Conchi Fierro.

A la vista de esos resultados en el Colegio Cabueñes son muchas las familias que no quieren verse obligadas a «tener nuevas elecciones cada año», como ha ocurrido en muchos colegios, hasta que finalmente se obtiene el respaldo suficiente a la jornada continuada, «porque hay muchas presiones sindicales y de personal funcionario en torno a este tema», dicen. En Cabueñes consideran que, al margen de las opiniones de expertos que dan fe de las bondades del horario partido para los alumnos, sobre todo los más pequeños -opiniones de expertos que también respaldan, pero al contrario, la jornada continuada-, un argumento que debería tener peso ante las autoridades del Principado es que «la educación pública debe ofertar colegios en los que haya jornada partida, y en Gijón ya sólo quedamos dos, con lo cual podríamos considerarlo un derecho de los padres a elegir». De ahí que, apelando a la «estabilidad educativa y emocional de los niños, a la conciliación laboral y familiar de los padres, entendemos que la normativa debe mantener las mayorías cualificadas actuales, para evitar que en virtud de intereses puntuales de algunos se produzcan continuos cambios», declaran. En Cabueñes se recuerda, además, que pocas comunidades autónomas tienen normas tan «flexibles» como Asturias. Así que la jornada otra vez divide Gijón.