A. RUBIERA

El mismo día en que, según la normativa oficial de la escolarización en Asturias, debía publicarse en los centros educativos dónde quedaban asignadas las plazas de infantil de todos los alumnos que hubieran solicitado matrícula para el próximo curso escolar, en Gijón hubo que hacer modificaciones de urgencia.

La Consejería de Educación, que ahora dirige la socialista Ana González, ordenó «in extremis» conceder una nueva unidad de infantil de 3 años al colegio Alfonso Camín, de Roces, un centro que ofrecía 40 plazas para niños de esa edad (50 si se llega a la ratio de 25 alumnos por aula) para el próximo curso y que recibió, por contra, 71 solicitudes de familias de la zona.

Para cuando las nuevas autoridades educativas del Principado tomaron la decisión de ampliar esa unidad los plazos ya se habían echado encima y los alumnos sobrantes ya habían sido recolocados en colegios de Contrueces. Lo que generó, ayer, una nueva revisión de listas y un efecto en cascada de desplazamiento de matrículas y avisos de cambio a otras familias de los barrios del sur.

La decisión de crear esa nueva unidad de infantil en un colegio como el Alfonso Camín, que lleva tiempo declarando su imposibilidad física de aumentar más aulas, es el último «parche» con el que se intenta atender la demanda de puestos escolares en la zona sur de Gijón, donde se concentran barrios que han sufrido crecimiento de población como Montevil o Roces, sin que en los últimos años se haya acompañado de medidas de planificación a largo plazo. La única medida fue la reserva de espacios como dotación educativa -para una futura construcción- en el área de nuevo Roces que, vista la situación de las arcas regionales y municipales, no es fácil de abordar. Ya el pasado curso se empezó a hablar de habilitar nuevos espacios en un colegio cerrado desde hace años, el Manuel Medina de Roces, pero esos no podrán crearse al menos hasta el año que viene. En todo caso, en el barrio temen que sea una reapertura particular, con unas pocas aulas en dicho centro, dependientes administrativamente del colegio Alfonso Camín. En este centro, la comunidad escolar está dispuesta a oponerse radicalmente a una decisión como esa, que supondría tener dos sedes y complicar la vida del centro. En el barrio apuestan por forzar a las autoridades a que lleven a cabo una apertura progresiva del colegio, como ocurrió con el centro educativo Los Pericones (que antes de su reapertura era el colegio Manuel Rubio). Pero para eso, el horizonte económico en Educación tiene que despejarse.