J. L. ARGÜELLES

A Javier Mariscal, capaz de atraer a 130.000 personas a La Pedrera para ver la retrospectiva de su trabajo creativo a lo largo de caso cuatro décadas, le interesa que sus diseños «funcionen». Es su prioridad. Y le satisface más el cumplimiento de ese principio utilitario a que le digan que sus cosas son «bonitas», según explicó ayer en Laboral Ciudad de la Cultura. Impresionado por la contundencia mayestática del edificio que imaginó Luis Moya, el artista habló del encargo que le ha hecho el Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX) para conmemorar el medio siglo de andadura del certamen: «El cartel tenía que ser sobrio en sus colores y de visión o recuerdo fácil».

Mariscal, valenciano de 1950 cuyo estudio barcelonés es una de las referencias internacional del diseño español, despliega una conversación tatuada de meandros y con hilo narrativo caprichoso y sugerente. La organización del FICX eligió la hermosa y recóndita sala del reloj de la torre de la Laboral, cuyas blancas y enormes esferas horarias sugieren la atmósfera de alguna rara película, para presentar un cartel muy esperado. Es la tarjeta de presentación de una cita que se quiere histórica. Y entre los profesionales asturianos del diseño (algunos dispararon plomo contra el logo festivalero que también ideó hace meses Mariscal) había expectación, curiosidad. Los trabajos del creador de Cobi, la popular mascota que se convirtió en el símbolo de los Juegos Olímpicos que acogió Barcelona en 1992, no suelen dejar indiferentes a colegas y público.

Antes de entrar en materia, el diseñador agradeció que todos los presentes, incluidos los representantes políticos, estuvieran descorbatados. «Debería aprender el príncipe de Asturias, porque representa a una generación que va ya sin corbata», dijo Mariscal, que se confesó enemigo de una prenda que relacionó con gente como Bush, padre e hijo. «Mi labor consiste en resolver mediante imágenes los problemas de comunicación», explicó, para anunciar que llevará su cartel del FICX a una importante exposición que prepara en Ginebra.

Mariscal ha elegido el color negro, «que es el del cine y el de la seriedad», como fondo de un cartel en el que destacan los rojos de una máscara india, los azules de los grafismos y las transparencias del logo del cincuentenario. ¿Una máscara india? «Indie, independiente, algo que representa al cine de autor», indio. Confesó su fascinación por las letras «cx», poderosas en este trabajo, y justifica las transparentes líneas que aderezan el logo del cincuentenario: «Para mí Asturias, que cada vez despierta más interés desde Cataluña, son nubes que van pasando, y el mar».