Las compañías del teatro profesional en Asturias pusieron en escena el año pasado un total de 35 estrenos, 3 más que en 2011, y el Principado acogió 1.112 funciones teatrales, sólo 66 menos que en el ejercicio anterior. Son datos que Boni Ortiz, responsable del «Anuario de Teatro de Asturias», resumió ayer, en la presentación de esta publicación que compendia la actividad escénica en la comunidad autónoma, como propios de un «año sorprendente». Más si se tiene en cuenta que las voces de denuncia y alarma por los recortes de las ayudas y subvenciones, tanto desde la Administración pública como por parte de entidades privadas, se han multiplicado en los últimos meses.

«Hay muchas compañías sumidas en la crisis, con algunas a punto de desaparecer», indicó Boni Ortiz, que relacionó el mantenimiento de la actividad escénica asturiana, pese al mal cuadro económico, con el crecimiento de los proyectos de «pequeño formato, con uno o dos actores». Hay una cifra que puede avalar esa opinión: hubo 296 funciones de este tipo.

Boni Ortiz, que presentó el «Anuario» en la Feria Europea de Artes Escénicas para Niños y Niñas (FETEN), reprochó a los profesionales del teatro asturiano que no hayan acompañado algunas movilizaciones. Subrayó, en este sentido, las que sugieron por los recortes de la Obra Social y Cultural de Cajastur. La institución de la entidad bancaria, cuyo apoyo ha sido importante para la actividad teatral en el Principado, ha reducido el número de funciones programadas en sus centros, al igual que la Consejería de Cultura, siempre según datos del director del «Anuario».

La actividad teatral se mantuvo durante 2012 por los espectáculos de menor formato, pero es cierto, también, que fue el ejercicio de «El alma de la melodía», que contó con el patrocinio de este periódico, una de las mayores producciones de la historia de la escena asturiana. Boni Ortiz defendió y se mostró convencido, además, de que habrá cabios importantes en breve: «Va a nacer otro teatro».

¿Con qué características? «Será un tipo de teatro vinculado a los movimientos sociales, al 15-M por ejemplo; un teatro muy relacionado con la actividad social, tal y como sucedió en Argentina en los años del corralito, aunque de otra manera», explicó Boni Ortiz, que volvió a cuestionar la millonaria inversión (unos 15 millones de euros) que precisió en su día el teatro de Laboral para su reapertura dentro del proyecto de Ciudad de la Cultura.

Para Boni Ortiz, el teatro profesional asturiano «debería haber hecho ha otras cosas». «Necesita buscar fórmulas cooperativas conjuntas», indicó. «Sólo sacan comunicados; no los veo en las manifestacione, ni a título personal», añadió. Marian Osácar, directora de FETEN, discrepó de algunas de las posiciónes de Ortiz. Gijón fue la ciudad asturiana con mayor actividad teatral: 364 funciones.

Cada espectador debe hacerse su propio menú en la variada oferta de la Feria de Artes Escénicas para Niños y Niñas (FETEN). Todo tiene interés, pero ayer sorprendió «El mundo de Irene», el montaje que subió a las tablas del teatro Jovellanos la compañía catalana Afónix Producciones & Pep López, una obra dirigida por este último en la que el lenguaje de signos se erige en elemento sustancial. En esta propuesta, los elemenos visuales y musicales son el vehículo para responder a las grandes preguntas: el amor, la muerte, el sexo...

«En realidad es un concierto interactivo en el que el público nos ayuda a hacer el guión», explicó Pep López. «El mundo de Irene» se estrenó ayer en su versión en castellano, después de numerosas funciones en los escenarios catalanes. La protagonista es Irene, claro, una niña sorda que, desde su condición de personaje virtual y con su lenguaje de signos, es capaz de provocar un diálogo del que participan los músicos de escena y las cuatro pantallas que ocupan la escena, pero también el público.

«No hemos querido hacer ninguna reivindicación explícita, sólo profundizar en algunos temas y romper tabúes; el lenguaje de signos es aquí un elemento más de comunicacón», indicó Pep López, para encadenar: «Lo que queremos es que el público se emocione y saque sus propias conclusiones».

«El mundo de Irene» es el resultado de un espectáculo que arrancó hace ya quince años, con música en directo y dibujos animados, que ha ido matizándose mediante cuatro pantallas móviles. Es un obra apta para el público mayor de seis años, aunque, como buena parte del teatro para niños que se hace ahora, es un espectáculo para un público familar y abierto al diálogo.