Una escueta chapa con la palabra «fin» sirvió para dejar apresurada constancia, el 26 de diciembre del 2000, del cierre del pozo Tres Amigos y del colapso forzado de una centenaria forma de vida en la Güeria de San Juan, en Mieres, donde la extracción de la hulla forjó paisaje y paisanaje. Ayer, trece años después, el Museo del Ferrocarril acogió la presentación del audiovisual «Minas Tres Amigos. Una historia viva», un audiovisual de 90 minutos en el que los trabajadores de la empresa que fundara José Sela y Sela, agregada a Hunosa en 1969, se erigen en un memorioso coro laboral para rescatar un sacrificado fragmento de la historia económica de Asturias.

«Es una iniciativa loable: recoger la memoria minera en boca de los propios trabajadores», aseguró el director del Museo del Ferrocarril, Javier Fernández. «Ante todo, seguimos siendo mineros; ser minero es un estado de ánimo», afirman algunos de los trabajadores que comparecen en esta película hecha de emociones contenidas, con palabras de tajo. Ahí adivinamos muchas historias de sufrimiento, esfuerzo y dolor.

Esta iniciativa, documento oral en el que son los mineros los que narran su propia historia, tiene una vocación clara: mantener el recuerdo de los lazos laborales tras el cierre del pozo. «Intentamos trabajar para que no se pierda el compañerismo», indicó Florentino Álvarez, vicepresidente del Montepío de la Minería. «Estamos perdiendo testimonios muy importantes sin que las administraciones hagan nada; nosotros queremos que no se pierda esa historia», señaló, por su parte, Fernando Fernández Menéndez. Ambos forman parte de la asociación de trabajadores del pozo Tres Amigos, una agrupación que organiza una comida de confraternización una vez al año. El audiovisual, realizado por «Fechu n'Asturies», muestra que la palabra «fin» sólo estaba justificada en parte.