No hay nada mejor para olvidarse de la crisis que plantarle cara. Eso es lo que ha hecho una de las familias de restauradores arraigada en Gijón, la de los Baldó Díaz, o lo que es lo mismo, Angelines «la guisandera» y Monchu. Aunque hace tiempo que la gerencia del negocio la llevan sus hijos, María y Pedro, mucho tiene que decir el veterano matrimonio de todo lo que se cuece en El Duque. Y aunque no es cocinero, el último gran puchero del restaurante de Castiello lo ha matizado el arquitecto de interiores Jorge Currás.

Una visita a El Duque, cuatro trazos en un papel, bastaron para que los Baldó le dieran el «ok» a este profesional del diseño y decoración, confiándole así el cambio de aspecto de su salón más importante, cuya puesta de largo ocurrió hace sólo unos días. Como en toda gran inauguración, el evento contó con un maestro de ceremonias de «diez», Feliz González, maitre del restaurante desde sus inicios, y numerosos de amigos de los empresarios hicieron las palmas. Entre los presentes destacó la presencia del presidente de la Cámara de Comercio, Félix Baragaño, Leli Rubiera, jefe de prensa del Sporting, y compañeros de profesión como Miguel Martínez y Ana Elvira Vigil, de Los Nogales; Ana Bango con Alfonso Esteban, maitre de casa Víctor y que en breve cogerá las riendas de dicho restaurante; José Adolfo García, de Somió Park, y un rosario más de amigos.

Otros compañeros que no perdieron cita, el sábado, fueron los antiguos futbolistas del Somió Club de Fútbol, que celebraron con una comida en la parroquia el 50 aniversario del ascenso a 3ª división del Somió Club de Fútbol la temporada 62-63. Porque hay éxitos del pasado que no se olvida, y para los éxitos del futuro hay que estar poniendo siempre mimbres. Y más si se trata de negocios.