Antes de la llegada del periodo estival y en cuantas ocasiones se presentaban, desde el Sindicato Unificado de Policía, advertíamos de que la insuficiencia de recursos de todo tipo en el Cuerpo Nacional de Policía, y el permanente recorte económico sobre el mismo, pondrían en peligro el cumplimiento eficaz de su mandato constitucional consistente en proteger el ejercicio de derechos y libertades de los ciudadanos y garantizar su seguridad. Máxime en un ciclo en el que la grave crisis que padecemos, los recortes sociales y el empobrecimiento de la población se relacionan con el aumento de la marginalidad sobre los sectores sociales más vulnerables y el incremento de la criminalidad. El problema es aún más importante en periodos vacacionales, donde a la falta de personal endémica y derivada de un catálogo de puestos de trabajo desfasado y diseñado a espaldas de la realidad se suma que la plantilla policial disfruta también sus vacaciones y se ve, por tanto, disminuida.

Lejos de complacencias interesadas o de comportamientos de circunscripción lanar tendentes a la modorra, el Sindicato Unificado de Policía denuncia por responsabilidad la mala gestión que sobre los miembros del Cuerpo Nacional de Policía -funcionarios públicos del Estado-, se despliega desde la Comisaría de Gijón basándose en los siguientes argumentos.

Ya existen problemas operativos para cubrir con solvencia y eficacia los servicios cotidianos por falta de policías durante todo el año, por lo que en los meses vacacionales en los que disminuye la plantilla policial, aumenta la población en la ciudad y se celebran multitud de eventos a los que se designa presencia policial, resulta matemáticamente imposible cubrir con eficacia la seguridad de «todos» los gijoneses, problemática que desconocemos se traslade a la Junta Local de Seguridad, donde parece -dado que a los policías no se les explica-, se exponen planes operativos y estratégicos poco leales con la realidad. Desde el Cuerpo Nacional de Policía debería trasladarse la dificultad de cumplir con todos los requerimientos en las condiciones actuales y la conveniencia de replantear el tamaño y duración de determinados despliegues policiales o incluso la no presencia en algún evento festivo.

Desconocemos también, si en las comisiones de seguimiento de la Junta local de Seguridad (donde no se permite que se encuentren representados los policías porque no se nos ha tenido en cuenta a pesar de nuestro interés y creemos entender el porqué) se ha expuesto que existe peligro de que la seguridad ciudadana pueda prestarse en precario en determinadas situaciones o zonas de población de la ciudad por falta de medios y policías, que obligados a volcar su esfuerzo y refuerzo en objetivos establecidos, no pueden desplegar su prevención policial en sus sectores ordinarios. A veces por dedicación sobredimensionada en determinados servicios como por ejemplo en el conflicto del «botellón» y en el control de locales de ocio (que no todos), y a veces por realización de acciones más tendentes a la consecución de estadística que a la real protección efectiva de la seguridad ciudadana, como la presión para que se realicen identificaciones con poco sentido a criterio de la generalidad de los policías, o los controles permanentes a vehículos, en los que en muchas ocasiones ni se explica al operativo porqué se hace o qué se busca.

No se solicitan refuerzos policiales para el verano en Gijón contrariamente a lo que sucede en otras localidades de España donde sí existe refuerzo de policías profesionales. Aquí se conforman, una y otra vez, con derivar la responsabilidad sobre unos policías abnegados a favor del pueblo a los que se les pide más y más esfuerzo, doblando servicios en demasiados casos de forma desproporcionada que impide una normal conciliación laboral-familiar, o que no son pagados como peonadas, debiendo ser compensados con tiempo libre originando nuevamente con ello más falta de policías. Como ejemplo a los expuesto citar que en la Unidad de Prevención y Reacción de Gijón, y en relación al periodo de verano, se encuentran numerosos policías con unas veinte jornadas extras sin remunerar que deben ser compensadas con tiempo libre (algunos con más de treinta), por lo que cuando se haga, dejará a la unidad mermada e imposibilitada de desplegar su normal potencia operativa. Teniendo en cuenta que no es lo mismo disfrutar un día en verano que otro en invierno, y de que la sobrecarga horaria continuará sin cesar, sería preferible, a falta de mejor criterio, incentivar el disfrute vacacional en periodos no vacacionales, abonar peonadas asociadas a determinados despliegues, no realizar otros o emplear menos efectivos, para no comprometer el normal desarrollo policial el resto del año garantizando un nivel de seguridad ciudadana para todos los gijoneses, en todos los sectores de la ciudad y en iguales condiciones. En datos numéricos y teniendo en cuenta sólo el periodo vacacional, a cada miembro de la Unidad Policial referida tendría que abonársele unos 800 euros de media para compensar el exceso horario. Nuevamente se evidencia que el esfuerzo recae siempre en los mismos.

Si añadimos que la plantilla de Gijón está muy desmotivada, no se siente escuchada ni atendida, es sometida a expedientes disciplinarios inmerecidos, con métodos de asignación de puestos de trabajo dentro de la Comisaría cuestionables e incomprensibles, falta de recursos... desde el Sindicato Unificado de Policía creemos que se va por el mal camino, se deteriora la seguridad ciudadana y pierde el pueblo en su conjunto.