Desde hace algunos meses se han acostumbrado a escuchar de labios de familiares y amigos que si se han vuelto locos, que si la crisis aún va para largo, que si tal cosa y tal otra. Ellos sonríen y responden que no, que sólo acarician un sueño perseguido largo tiempo y que, en realidad, se han puesto manos a la obra que siempre quisieron afrontar y con la que se sienten felices: editar libros necesarios y hermosos. El gijonés Daniel Álvarez Prendes y la barcelonesa Laura Sandoval, su compañera, dan las gracias por todas esas advertencias pero han decidido que lo suyo, la editorial Hoja de Lata, es una apuesta muy pensada y con la que no han tenido aún tiempo de arrepentirse.

Tanto es así que Daniel Álvarez inicia el relato de su empresa con términos que cualquier lector entrenado incluiría entre las figuras próximas al oxímoron: «Animados por el desempleo...» ¿Animado por quedar al paro? Bueno, este licenciado en Historia de 36 años, «moderadamente optimista», hizo de la adversidad virtud y capitalizó su liquidación por el despido y el dinero del desempleo para fundar Hoja de Lata. «Nos decidimos a dar el salto tras el ajuste que hubo en Librería Bertrand, en Oviedo, donde trabajábamos mi compañera y yo», explica. Ambos se habían conocido en otro de los establecimientos de esa cadena de librerías, en Ponferrada. «Metí todo el dinero en la editorial, siendo consciente de la situación económica», subraya.

El fruto es una joven editorial que empieza a paladear sus primeros éxitos y a distinguirse, en el babel de títulos de un mercado feroz y devorador, por el esmero de sus publicaciones. Salieron a las librerías el pasado abril, con «Arraianos», del escritor gallego Xosé Luis Méndez Ferrín, y continuaron con «Cartas de una pionera», de Elinore Pruitt Stewrt, con el que han anotado un primer tanto. La editorial presenta hoy en la sala gijonesa Toma 3, a partir de las siete y media de la tarde, «Los javaneses», el inolvidado libro de Jean Malaquais, en una traducción de Emma Álvarez, profesora de Francés de la Universidad de Oviedo. El volumen incluye una hermosísima portada del cuadro «Bocamina», pintado por el gijonés Mariano Moré en 1934.

Hoja de Lata se ha creado para intentar quedarse. Es al menos lo que opina un animoso Daniel Álvarez, tentado desde muy joven por ese oficio de alto riesgo que supone editar libros. «Los primeros ahorros que hice trabajando en la Casa del Libro los dediqué a completar un máster de edición; ya quería ser editor, así que ahora, tras quedar en el desempleo, era el momento de lanzarse a la aventura», confiesa.

¿Y cuál es el balance tras las primeras navegaciones? «Somos moderadamente optimistas porque las ventas van moderadamente bien; y sabiendo, también, lo que cuesta abrirse un hueco entre los sellos de calidad, pero no nos arrepentimos de este paso y sabemos que nos queda aún mucho por rodar», indica. Y en ello están. Daniel Álvarez desea abrir, junto a la línea de obras de narrativa ya en marcha, otra de ensayo. Si en la primera quiere combinar el rescate de títulos y autores de mérito, junto a otros de escritores contemporáneos y noveles, con la segunda pretende atraer la mudable atención del lector mediante textos que conjuguen escritura y divulgación. El primero mirará hacia Grecia y Alemania.