Mientras escuchaba la disertación de la cirujana Carmen Marqués Fernández, pensé en el importante poder didáctico que posee. La universidad se ha perdido un gran valor, me dije. Luego, al estudiar su currículum supe que su actividad docente, desde la Escuela de Enfermería hasta diversas ONGS sudamericanas, pasando por un sinnúmero de entidades sociales ha sido continua, de manera que su doble vocación se ha visto satisfecha. Y nosotros, los asistentes al salón del Ateneo Jovellanos, tan felices de asistir a su charla "Las emociones y la salud".

El catedrático de Lengua y Literatura Fidel García Martínez hizo saber que el acto correspondía a la segunda parte de dicho título; la primera se celebró el pasado mes de octubre. A su vez, Virginia Álvarez Buylla presentó a Carmen Marqués como médico cirujana, en ese orden, ya que en su criterio prevalece el curar al paciente agotando todos los medios antes de recurrir al bisturí. "Hoy nos hablará de la psiconeuroinmunología", dijo, y se quedó tan ancha. Y nosotros con estos pelos. Pero no fue tan fiero el león como lo pintan, sino fácil, clarísimo, y sobre todo práctico.

Sobre encerado y valiéndose de un clarión chirriante, la doctora Marqués quitó hierro al asunto al fraccionarlo; el psico incide en el neuro y conduce a la inmunidad. Cada célula del cuerpo humano lleva una marca, diferente en cada individuo. A su vez, los leucocitos o glóbulos blancos desempeñan dos funciones; unos de vigilancia y otros de ataque. Si los vigilantes detectan una célula sin su marca dan la alarma para que acudan los defensores. En consecuencia se establece una guerra entre el intruso -virus, bacterias- y los leucocitos; el pus es el cúmulo de cadáveres de ambos. Esta guerra la ganan los defensores si se hallan en plena forma. Pero... nosotros mismos podemos deteriorarlos con nuestras emociones negativas, o una mala nutrición, poco descanso, drogas, alcohol...

Ocurre que nuestro cuerpo está en continua renovación y si una célula se altera los vigilantes la destruyen. En el caso de un sistema de vigilancia escaso esa célula se multiplica, no obedece al cerebro, va a su aire y surge el tumor. Es evidente la relación que existe entre el sistema defensivo y el cáncer. Pero, hay otro peligro que acarrea la autodestrucción de las células propias al estar disfrazadas por las proteínas que produce el hígado como consecuencia del stress; es la autoagresión.

Las emociones llegan al hipotálamo y ésta las envía a la hipófisis -del tamaño de un garbanzo y a la altura del entrecejo- que lo regula todo, y de ahí pasan a las gandulas suprarrenales, productoras de cortisona. Ahora bien, si la emoción es positiva genera poca cortisona, luego el sistema defensivo sube; pero si la emoción es negativa el raudal de cortisona acaba con las defensas. ¿Qué hacer?, se preguntó la doctora Marqués. Que nadie se deje atrapar en una situación de inescapabilidad. Es necesario saber decidir, elegir, ser libres.

Por último, Carmen Marqués hizo referencia a las depresiones, cuya causa muchas veces se debe a la falta de sentido de la vida. Recomendó el libro de Víktor Frankl, un judío superviviente de un campo de concentración nazi, "El hombre en busca de sentido", donde se demuestra que aquellos que fueron capaces de albergar esperanza en medio de la más terrible adversidad, sobrevivieron. "La felicidad está dentro de nosotros", comentó. Debemos ser útiles, y nada es más gratificante que hacer el bien a los demás.