Enrique Villarreal, "el Drogas", músico, exvocalista de "Barricada", tiene hoy una cita con la poesía, la guitarra y la memoria histórica en el Centro Municipal de El Llano (19 horas). Invitado por el Ateneo Obrero, La Sociedad Cultural Gijonesa, La Manzorga, Musa Cafeína y Versos Libres, su presencia se enmarca en la semana de actividades culturales con la que los citados colectivos han querido dar realce al 83.º aniversario de la II República.

En esa "República de la poesía", como han dado en llamar las asociaciones al conjunto de actividades previstas en la ciudad, tiene cabida el torrente de ideas y de emociones que, ya sea en formato literario, musical o discursivo, consumen a este pamplonica que hoy presenta su libro de poemas, "Tres puntadas", donde se recopila su trabajo poético, tanto inédito como ya publicado. También hablará sobre su trabajo (escrito y musical) "La tierra está sorda", sobre la investigación personal que lleva hecha y su acercamiento a los represaliados de la Guerra Civil, e incluso interpretará en acústico algunos de sus temas de "Barricada" o de su nueva banda "El Drogas".

-"Tres puntadas", ¿con hilo?

-Con tinta, más bien, o impresas en papel, que para mí es bonito e importante.

-¿Cuándo nace su querencia por la poesía?

-Escribir poemas o, no sé, simples escritos es algo que he hecho siempre. He dedicado mucho tiempo de mi vida a escribir letras para canciones, pero en realidad había un poco de todo.

-¿De qué le gusta escribir a "el Drogas" o a Eva Zanroi, el seudónimo con el que firma?

-Escribo de todo. Es como la vida misma, un día te levantas con el pie izquierdo, piensas que todo lo haces mal y te sale un tipo de escritos; otro día estás eufórico, te crees el mejor del mundo, el "number one" y escribes cosas más eufóricas; pero en realidad me interesa todo.

-¿Por qué recurre a ese transformismo literario?

-Con el seudónimo femenino dejo que fluya mi parte femenina, que la hay en todo hombre, como supongo que en toda mujer hay un poco de hombre. Los hombres tenemos que tapar desde que nacemos muchos matices; se supone que el hombre no puede llorar y tiene que ser triunfador nato. Todo eso acaba echando capas y capas de cemento sobre esa parte femenina que tenemos más relacionada con la naturaleza en todas sus dimensiones. Desde la influencia de la Luna y su relación con la menstruación hasta la propia maternidad y ese espíritu de supervivencia que tiene la mujer desde que nace. Tengo el convencimiento de que nos tenemos que obligar a ser más sabios cada día, y para serlo no hay que saber fórmulas de física cuántica o cosas de éstas, sino, simplemente, dejarnos enseñar por la vida, y esto que parece una perogrullada para mí es aprender de toda la gente que te rodea, de culturas diferentes, de experiencias vitales diferentes de otros... Yo quiero que mis hijos aprendan en clase de algún compañero con síndrome de Down, o de las familias que cuidan a gente con discapacidades, no me interesa que aprendan de competitividad. Tenemos dos orejas y una lengua, pero generalmente hablamos el doble de lo que escuchamos, y así nos va. Ésta es mi filosofía en todos los ámbitos.

-Ahora se destaca por su compromiso con la memoria histórica y la reivindicación de los represaliados republicanos. ¿Cómo llegó hasta ahí?

-Fue por la vergüenza que da el reconocimiento de la propia ignorancia. Vivo en un barrio obrero de Pamplona que en los ochenta fue revoltoso, socialmente activo, muy concienciado políticamente, y tal me parecía a mí que allí había nacido la revolución; pero encima de mi barrio hay un monte donde está el fuerte San Cristóbal, donde yo jugaba de pequeño. Resulta que a los 43 años me entero de que ese fuerte formó parte del cinturón de campos de concentración del régimen franquista durante la contienda civil, y esa ignorancia de lo que sucedió al lado de mi barrio me abrió las puertas a ir estudiando y viendo lo que sucedió en Navarra y el resto del país. Fue así como supe que se utilizaron los mismos métodos represivos desde Asturias a Cataluña o Andalucía, y todo me llevó a ir absorbiendo historias que me contaban, infinidad de libros que leía... Reconozco que es un tema que me tiene totalmente absorbido. Continúo leyendo y yendo a sitios donde me llaman a hablar de un asunto que yo considero "la desmemoria histórica", el alzhéimer de este país.

-¿Le interesa la versión del bando vencedor?

-Ese bando tiene reconocidos a sus muertos, tiene historiados sus hechos sangrientos, y lo que yo busco es el reconocimiento de la otra parte. La de los muertos que pelearon por mantener un régimen político, la República, y los represaliados por los franquistas. Hay muchas cosas interesantes y que necesitamos que se sepan, porque si no acabaremos echando la culpa de lo que pasó al pueblo que quiso defender el sistema democrático implantado en España, y yo me niego a eso, porque me siento de ese bando, soy rojo, antimonárquico, antitaurino y anticlerical; pero no quiero que en esta cuestión mis convicciones políticas me frenen la lectura de muchos libros, sean de un lado o de otro. Es así como me creo mi propio criterio.

-¿Siempre le interesó la historia de España o lo suyo ha sido una conversión?

-Para mí ha sido un descubrimiento total de una época apasionante, la de la República, y también las décadas previas, con toneladas de tragedia, que taparon un mundo ilusionante que se abría en España. Nos teníamos que basar mucho más en esa época para que la rueda siga girando como queremos, no como quieren los gobernantes actuales, como Gallardón con su ley del aborto, o esos personajes que son Ana Mato en Sanidad y Wert en el ministerio de incultura...

-Y la música hoy, que no falte.

-La música es algo importante en todo esto, así que hoy conmigo también estará mi guitarra. Llevo preparado un repertorio amplio y voy dispuesto a pasar el rato a gusto y charlando con la gente.

-¿Dispuesto a contraprogramar el Miércoles Santo y la final de la Copa del Rey?

-Dispuestísimo, seamos dos personas o 20 en la cita; y por mí, que gane el que quiera la Copa, que me da igual. De hecho, si mientras están jugando se les hacen una "robada" tanto a los jugadores como a directivos de los clubes de fútbol y todo ese dinero se deriva a comedores sociales, a las asociaciones que luchan contra los desahucios o, en fin, a mil cosas mas dignas, mejor. No me va a preocupar absolutamente nada quién se lleva la Copa del Rey, porque encima eso, es "del Rey".