Buceando en los documentos que contienen las 2.500 cajas que los nacionales remitieron desde Asturias a Salamanca en 1937, producto de la saca que realizaron tras la caída del Gijón republicano en sus manos (el 21 de octubre de 1937), Luis Miguel Piñera, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, ingeniero Industrial y estudioso de los pequeños detalles de la historia, pergeñó su último libro: "De Gijón a Salamanca en 1937. Los papeles gijoneses en el Centro Documental de la Memoria Histórica en Salamanca", que ayer presentó en la librería La Buena Letra junto con Begoña Piñero, presidenta de la Tertulia Feminista "Les Comadres", y el periodista Pachi Poncela.

Y resultó un libro en el que, a través de la correspondencia epistolar entre un dirigente anarcosindicalista gijonés y su esposa, se muestra un fresco del Gijón inmediatamente anterior al estallido de la Guerra Civil, en 1936.

Avelino González Entrialgo (Gijón, 1898-Mérida, Venezuela, 1977), natural de Tremañes y vecino de La Calzada, "un obrero ilustrado", como lo definió Luis Miguel Piñera, fue el prototipo de anarcosindicalista, el movimiento obrero preponderante en Gijón hasta la Guerra Civil.

Tuvo que exiliarse, en Francia y en Bélgica, tras participar en la Revolución de 1934, y de ese exilio son producto las 26 cartas que se intercambiaron él y su esposa, Oliva Díaz Díaz. Unas cartas llenas de "amor a su compañera y a una causa", la del anarcosindicalismo, señaló Piñera.

Begoña Piñero enfocó su intervención por su lado de "mujer feminista", recalcando el avance que para las mujeres supuso el advenimiento de la Segunda República (en 1931), unas "inmensa reformas", afirmó, en igualdad jurídica, derecho al sufragio, matrimonio civil y divorcio. Y de las cartas subrayó la presidenta de "Les Comadres" que "Oliva mantenía a su marido al día" de lo que ocurría en Gijón y en la familia, un marido "amante de la familia, inteligente y culto. El matrimonio y sus dos hijas: Libertad y Acracia, se exiliaron tras la Guerra Civil. Los cuatro fallecieron en Venezuela.

Por último, Pachi Poncela preguntó en voz alta al autor, y también a los presentes, si Gijón sigue siendo una ciudad de izquierdas. La pregunta quedó en el aire.