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DAVID PELLO | Coordinador de Fab Lab Asturias

"Uno de nuestros grandes objetivos es llevar la fabricación digital al día a día"

"En Gijón estamos realizando un proyecto para la construcción de drones, vehículos aéreos no tripulados"

David Pello, en el taller donde trabaja. ÁNGEL GONZÁLEZ

Con el afán de expandirse y llegar a la mayor cantidad de público posible, los "Fab Labs" son laboratorios prácticos donde se aboga por el "hágalo usted mismo". David Pello es el coordinador del único que está en marcha en Asturias, y ha participado recientemente en la décima Conferencia Internacional de Fab Labs en Barcelona. Allí ofreció un taller de elaboración de drones, una investigación en la que su equipo lleva tiempo trabajando.

-¿En qué consisten los "Fab Labs"?

-Son entornos de fabricación digital que empezaron como un proyecto en el Instituto Tecnológico de Massachusetts a partir de laboratorios con maquinaria para que los alumnos realizaran sus proyectos de clase. Poco a poco se dieron cuenta de que los estudiantes estaban interesados en acudir al taller para hacer proyectos personales, más creativos y empezaron a ver que la investigación digital tenía mucho sentido. Cuando salió de Estados Unidos fue para crear "Fab Labs" en países en vías de desarrollo con la idea de dar a la gente de ahí la formación necesaria para que fuesen ellos los encargados de desarrollar soluciones a los problemas que eventualmente surgían. Fue bastante exitoso y la idea se exportó a muchísimos sitios. Ahí nació el proyecto. Lo único que tienes que hacer para constituirte como "Fab Lab" es cumplir dos requisitos: contar con un equipamiento mínimo, para desarrollar y compartir todos los proyectos con los demás "Fab Labs" de la red y adherirse al "Fab Charter", una serie de principios básicos que todos los centros tienen que cumplir.

-Centrándonos en Fab Lab Asturias, ¿cuánto tiempo lleva funcionando?

-Empezamos más o menos en estas fechas hace tres años, aunque se inauguró en enero de 2012. El de Asturias, hasta hace unos meses, era bastante especial porque era el único ubicado en un centro de arte. Eso hizo que desde siempre nos centráramos mucho en la fabricación digital enfocada al ámbito artístico. Paralelamente hacemos todas las actividades que se hacen en todo "Fab Lab": creamos nuestras propias herramientas, damos talleres para todo aquel que pueda estar interesado, incluso llevamos un programa educativo reglado por la Consejería de Cultura. Este último es novedoso porque apoya a gente de todo tipo de sectores a la hora de realizar sus proyectos personales. Por ejemplo ha venido gente de Filología para construir recursos y herramientas que luego utilizaría en sus clases. También estamos abiertos a los usuarios en general. Tenemos un programa de membresía con el que puedes acceder a la maquinaria del centro a través de una cuota bastante asequible. En términos generales ha habido bastante buena acogida, mucha gente creativa que viene sin idea de los procesos que aquí hacemos y sale siendo una experta con un poco de interés. Los jueves, por ejemplo, es un día de puertas abiertas donde los usuarios pueden venir a experimentar libremente.

-O sea que si no tienes ningún tipo de formación, ¿puedes venir y en un periodo medio de tiempo poder manejarte en el taller?

-Por supuesto. Nuestra premisa es que la formación sea desde cero. Hemos tenido a gente de Bellas Artes, Literatura, Inglés? Empezamos con software muy sencillo y lo que hacemos es, de una manera muy didáctica, hacer que empiecen a desarrollar proyectos que involucren sus propios intereses. Las clases se centran en guiar a la gente a diseñar esa cosa que le interesa, que se pongan sus metas. Hay usuarios que empezaron a diseñar sin ningún tipo de conocimiento previo y ahora está realizando ensamblaje de piezas de una complejidad que nos sorprende cada vez más.

-Entonces, su misión básica es la de convencer a la gente de que pueden diseñar, producir y reparar los productos que necesitan. Una aplicación de esta expresión inglesa, "Do It Yourself".

-Exacto. Uno de nuestros grandes objetivos es llevar estas técnicas de fabricación digital al día a día. Hoy se están viendo bastante estas teorías que exponen que dentro de unos años todos tendremos una impresora 3D en casa, pero mirando más a corto plazo el objetivo es que la gente sea capaz de diseñar sus propias cosas y suplir esos nichos que muchas veces el mercado no te ofrece.

-También intentar acabar con la dependencia respecto al mercado, ¿quizá?

-Por una parte sí que se busca la independencia tecnológica, intentando acabar con los ciclos tan rápidos de obsolescencia con los que contamos hoy en día. Mucha gente mira el lado pragmático y se plantea, "¿Con estas herramientas podría construir una pieza que me ha fallado del lavavajillas?". Pues seguramente si adquieres unos pequeñsos conocimientos de diseño y el acceso a una maquinaria que, aunque no la tengas en casa siempre puedes acudir a un "Fab Lab", sí, puedes hacerlo. Todo esto gira sobre la participación en un proceso responsable de consumo, algo de lo que siempre se tiende a hablar mucho en los "Fab Labs".

-Este mes se celebró en Barcelona el décimo congreso mundial de "Fab Labs", al que asistió. ¿Qué tal la experiencia?

-Fue la primera vez que pudimos ir, ya que en anteriores años siempre nos había coincidido con mucha actividad aquí. De miércoles a viernes estuvo enfocado a la red de "Fab Labs", presentando los nuevos proyectos desarrollados a lo largo del año y para que la gente de la red se conociese. El sábado y el domingo fue el Fab Festival, abierto a la gente con talleres de todo tipo y exposiciones de iniciativas que pudiesen interesar al público general. El lunes fue el simposio, con la presencia de grandes nombres del sector y charlas realmente interesantes. Los dos últimos días fueron de recapitulación, haciendo lazos para asegurar la colaboración futura entre todos los miembros de la red.

-Laboral estuvo en Barcelona ofreciendo un taller sobre la creación de drones, ¿tuvo éxito?

-Fue el domingo. Ofrecimos un taller abierto sobre las técnicas que estamos llevando a cabo para la fabricación de vehículos aéreos no tripulados. La idea era enseñar la elaboración y los procesos de diseño que estamos empleando para su construcción, a partir de mecanismos rápidos y materiales de bajo coste. Empezamos con unos veinte asistentes y según fue avanzando el taller se fue llenando. Ya tenemos muchos contactos de gente que quiere replicar la investigación en otros "Fab Labs": en Reino Unido, Taiwán, Corea? Estamos muy, muy contentos con la acogida. También nosotros hemos tomado diversas ideas y proyectos.

-¿Cómo empezó y evolucionó el proyecto de los drones?

-Cuando entré a formar parte del proyecto "Fab Lab" realicé unos cursos intensivos sobre fabricación digital, algo que un miembro del taller tiene que hacer para tener unas nociones básicas de cómo llevarlo. Cada semana tuve que realizar un trabajo hasta el proyecto final, un trabajo que tenía que reunir algo de todas estas técnicas aprendidas durante el curso. El anexo de dicho proyecto fue un intento de aeromodelo que duraba 15 segundos en el aire antes de estrellarse, una especie de broma que nunca pensé que seguiría desarrollando. A partir de ahí elaboré el proyecto, viendo que con técnicas relativamente sencillas se podían hacer cosas interesantes. Todo ello coincidió con el interés de un centro artístico de Reino Unido, LightHouse, que quería hacer una exposición centrada en los drones. En ese momento fue cuando realizamos una investigación seria sobre este tipo de artefactos. El último paso sería abrir la investigación a la comunidad creativa local para que planteen usos y experiencias con este tipo de herramientas, ayudándoles así a desarrollar estos prototipos.

-¿Cómo valora el desarrollo de aplicaciones en código abierto [modo de elaborar y distribuir programas informáticos libremente para que la comunidad los mejore y/o adapte a sus necesidades]? ¿Retrasa el sistema actual de patentes y propiedad intelectual el avance tecnológico?

-Yo siempre he sido un gran adepto del software libre desde que empecé a estudiar informática, realizando todos los trabajos a nivel personal con este tipo de herramientas. También reconozco que las patentes jugaron un rol esencial en el avance tecnológico del siglo XX, ya que la gente desarrollaba sus proyectos con cierta seguridad y tiempo de maniobra. Lo evidente es que hoy en día esto está cambiando tal como se desarrolla el mercado, teniendo un sistema de patentes un tanto anticuado que genera muchos problemas a la innovación. Un claro ejemplo son las grandes corporaciones que se dedican a comprar patentes para sacar dinero demandando a la gente que desarrolla productos similares a lo que ellos tienen registrados. De esta forma impiden la creación de artículos e ideas nuevas a partir de una base. Hoy en día ya hay una economía generada que permite subsistir realizando productos en código libre, tirando abajo esa teoría de que si no amarras tu creación, no generas dinero.

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