La Policía de Francia investiga desde hace días la muerte de un gijonés de 38 años cuyo cadáver fue localizado descuartizado y decapitado el 13 de julio en la localidad gala de Tarnos. La madre del fallecido había denunciado en la Comisaría gijonesa de El Natahoyo la desaparición de su hijo a finales del mes pasado. Fernando Bernardo Gómez abandonó el domicilio familiar, situado en el número 37 de la calle Pérez de Ayala, el 8 de julio para dirigirse a Francia "con unos amigos" con los que pretendía pasar unos días de vacaciones, según manifestó a sus allegados. Diez días después de su marcha ni su madre ni sus amigos podían localizarle en el teléfono móvil, por lo que pusieron los hechos en conocimiento de las autoridades.

La desaparición de Fernando Bernardo Gómez fue calificada de "inquietante" desde un primer momento por los investigadores. El gijonés, que cuenta con antecedentes policiales por delitos de tráfico de estupefacientes, estaba pasando, según sus conocidos, un "mal momento económico". La prensa francesa asegura que fue un deportista el que a mediados de julio dio pie al inicio de las investigaciones después de encontrarse el cuerpo sin vida descuartizado dentro de una maleta que desprendía un fuerte mal olor. El cadáver estaba decapitado. La cabeza no fue localizada hasta el día siguiente en un bosque cercano.

La Policía francesa baraja varias hipótesis acerca de quién pudo matar al gijonés pero sus trabajos se encuentran, por el momento, bajo secreto de sumario. Lo más probable, tal y como relataron ayer a este periódico fuentes cercanas al caso, es que alguien atacara al gijonés cuando viajaba en coche. Según esta hipótesis, Bernardo Gómez habría sido víctima de un accidente de tráfico intencionado con el que los responsables del crimen pretendían perpetrar un robo. Las autoridades francesas no descartan, de hecho, que tras el suceso se encuentre un caso de tráfico de estupefacientes o un ajuste de cuentas.

Los agentes de la Gendarmería francesa encargados del caso centran ahora sus esfuerzos en identificar e interrogar a las últimas personas que se pusieron en contacto con el gijonés. La familia de Fernando Bernardo mantiene que no había viajado sólo a Francia. "Le acompañaban varios amigos, de eso estamos seguros", acertaban a decir ayer desde su entorno. Los familiares llegaron incluso a llamar a los hospitales de Francia para pedir información acerca del desaparecido. No obtuvieron respuesta.

La identificación del fallecido no fue sencilla. La Policía francesa distribuyó en un primer momento a través de las redes sociales el tatuaje que Bernardo Gómez lucía en su espalda y que era una imagen de su madre. Fue precisamente esta pista la que llevó a unir la investigación que llevaba a cabo la Policía francesa con la que ya se había puesto en marcha desde la Comisaría gijonesa.

El hermano del fallecido llegó el pasado lunes a Gijón procedente de Colombia -país en el que reside con su mujer y con su hijo-, para hacerse cargo de la situación. "Hacía tiempo que a Fernando no lo veíamos por aquí pero a nosotros su madre nos había dicho sólo que había tenido un accidente de tráfico", contaban ayer los vecinos de la calle Pérez de Ayala, conmocionados por la trágica noticia que afecta a una familia de su entorno. Los padres de Fernando Bernardo aguardan que la autoridad francesa autorice el traslado de los restos mortales para oficiar un funeral.

La figura de Fernando Bernardo Gómez, el gijonés de 38 años que fue localizado decapitado y descuartizado en Francia, no pasaba inadvertida para casi nadie en el barrio de El Llano. Este vecino de la calle Pérez de Ayala había sido hostelero. Hasta el año 2012 regentó el café "Moma", situado en la calle Juan Alvargonzález. "Los primeros años el bar era normal pero luego ya se empezaron a ver cosas raras", aseguraban ayer algunos de los que habían sido clientes del establecimiento. Meses después de que Bernardo abriera las puertas del bar las visitas de la Policía empezaron a ser frecuentes por un supuesto tráfico de sustancias estupefacientes que se llevaba a cabo dentro del negocio. La Delegación de Gobierno en Asturias llegó incluso a multar en varias ocasiones por "trapicheo" tanto al propio Fernando Bernardo como a su pareja sentimental.

Desde que pusiera fin a su negocio, al gijonés no se le había conocido actividad económica alguna. Sólo se le veía acudir prácticamente a diario al gimnasio del centro comercial Los Fresnos, en donde ayer le definían como "un chaval bastante normal". "Parecía que había empezado una nueva vida", comentaban algunos de sus conocidos. El deporte parecía haber reconducido a Fernando Bernardo pero la noticia del hallazgo de su cadáver volvió a caer ayer como un jarro de agua fría. "No nos lo esperábamos", comentaban varios compañeros. "Se están diciendo muchas mentiras y disparando rumores por el barrio", apuntan otros amigos del fallecido, molestos por los comentarios de la venta de droga que se asociaban al fallecido.

La muerte de este vecino de El Llano recuerda a otro suceso que también tuvo como protagonista a otro gijonés que, en este caso, ejercía como verdugo. Un empleado de una sidrería situada en la zona del Puerto Deportivo fue detenido en Francia acusado de matar a su novia en París. Fue en octubre de 2009. El reo escondió posteriormente el cadáver en una maleta que ocultó en un sótano. El crimen le costó 15 años de cárcel.

La Gendarmería dio con el gijonés después de 14 días de investigaciones. El cadáver presentaba un traumatismo en la cabeza presuntamente como consecuencia de un golpe mortal.