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CARLOS MORALES

"Chile es un país en desarrollo y en el club de los grandes; todo son oportunidades"

"Pese a los cambios de gobierno nunca se ha perdido el objetivo-país, hay un consenso político fundamental"

Carlos Morales, ayer, en Gijón. MARCOS LEÓN

Carlos Morales es, a sus 45 años, el presidente de la Cámara de Comercio Hispanochilena, responsable de la cátedra de Ética de la Empresa en la Universidad Carlos III de Madrid y presidente de la consultoría internacional MSHGlobal. Estos días ha estado de visita en Asturias de la mano de la firma gijonesa Llana Consultores con el objetivo de buscar empresas dispuestas a internacionalizarse en Chile, un país que "brinda numerosas oportunidades" y que pasa por ser uno de los más seguros y estables de Latinoamérica. "Ahora es el momento", resume Morales.

-¿Qué perfil de empresas busca Chile?

-Las empresas españolas que han ido a Chile son principalmente de servicios. Las empresas industriales están trabajando casi siempre en proyectos y por lo tanto no se ve el proceso de implantación que sí requiere una pequeña o mediana empresa, que van a buscar sus propios mercados. En cambio las empresas grandes van casi siempre de la mano de grandes proyectos a los que suministran, y que después llevan aparejados algún tipo de mantenimiento. Es una oportunidad muy interesante para las empresas de la zona, les toca estar allí.

-¿Qué sector es el más pujante?

-Chile es un país que tiene una diversidad enorme, con una economía emergente en la que hay un montón de sectores en los que las empresas tienen oportunidades. Tenemos el desierto más seco del mundo al norte, las aguas más frías al sur, la cordillera de los Andes a un lado y al otro lado el Pacífico. Tenemos un microcosmos de actividades económicas muy potentes: en el norte está la mayor producción minera de cobre del mundo, y ahí hay oportunidades para todas las empresas asturianas que hemos visitado. En el valle central se ha desarrollado una gran producción agrícola e industrial, de hecho Chile es uno de los mayores exportadores de vino y las bodegas españolas ya han llegado para montar una industria transformadora y distribuidora. En las zonas del sur la explotación forestal, con las fábricas de celulosa, tiene una gran importancia. Y también tenemos el segundo productor mundial de salmones con un gran desarrollo de la industria acuícola. Las posibilidades son muchas para la industria procesadora, desarrolladores, empresas de servicios, mineras, ingenierías... Y hay que saber desarrollarlas.

-¿Qué beneficios ofrece Chile a las empresas que decidan implantarse en el país?

-Chile es una isla dentro del continente, pero es un país muy abierto al mundo. Es el que más tratados de libre comercio tiene suscritos, con lo que es una plataforma de negocios muy importante. Tiene una economía muy saneada, diversificada y sólida, no depende de un solo mercado, sino que se ha sabido diversificar mucho hacia Norteamérica, Europa y Asia. Chile está muy por debajo de España en cuestiones de corrupción, según los baremos de los organismos internacionales. Es un país que lleva mucho tiempo preparándose para producir, exportar y ser una economía competitiva, precisamente gracias a su lejanía y aislamiento. En cuanto a seguridad jurídica, es el país que más y mejor cumple, según la Confederación Española de Cámaras.

-¿Cuántas empresas españolas están implantadas ahora mismo en Chile?

-Unas 1.600. Chile es el primer país en implantación de empresas españolas por tamaño de mercado.

-Y de las empresas que han visitado, ¿cuántas están dispuestas a irse a Chile?

-Todas han mostrado un gran interés. Contamos con una gran ventaja, porque la primera emigración española en Chile es la asturiana, hay una gran cercanía.

-¿A qué se debe el éxito de Chile como destino de negocio?

-Desde que recuperamos la democracia hay un consenso político de "objetivo-país", tenemos que llegar a una renta per capita determinada en un horizonte de medio plazo, y aunque han cambiado los gobiernos no se ha perdido el objetivo. Y gracias a ello Chile es el primer país en superar a uno europeo en índice de desarrollo humano. En Chile se están lanzando programas muy interesantes a nivel mundial, destinados a emprendedores e innovadores del mundo que ya están desarrollando sus proyectos en el país.

-Y sin ser miembros de mercados comunes...

-Esa es una gran ventaja, porque somos socios de varios clubes, pero sin estar obligados a subir las barreras arancelarias; no somos miembros de Mercosur, sino asociados... y todo ello ha sido positivo para hacer llegar a Chile a estar entre los países más ricos del mundo. Tenemos que tener en cuenta por otra parte que los ratios aún son muy bajos, y hasta llegar al nivel de países como España o Francia, todo son oportunidades de negocio en temas de desigualdad, sanitarios, educativos, transporte, logística, transporte ferroviario, energía... Estamos hablando del desarrollo de un país que está en el club de los grandes, con lo que hacer negocios es muy fácil.

-¿Y a la inversa? ¿Está Chile preparado para salir al exterior?

-Es una cuestión compleja. Chile es aún un país que se siente muy del sur, de América Latina, y que a la vez ve a Europa muy grande. Lo que ha hecho es montar una estrategia de bloques, creando la Alianza del Pacífico con Perú, Colombia y México. Cuando este proyecto se haga más fuerte yo creo que se sentirá con la fuerza necesaria para mirar de tú a tú al resto de países. Pero siempre ha habido un complejo en este sentido, y eso es algo también muy español. Muchas veces les digo a los empresarios chilenos que ahora es el momento de comprar en España, pero siguen viendo este salto muy complicado.

-¿Cómo ven en Chile a las empresas españolas?

-Por un lado tenemos las multinacionales españolas que han entrado en los mercados del agua, la luz, el gas... a las que siempre se las mira con recelo. La pequeña y mediana empresa entran muy bien, no tienen mayores problemas y funcionan igual que aquí. Y lo que nosotros queremos es que sepan cómo llevar sus negocios allí, cómo trabajar y desarrollar su proyecto sin que tenga una merma aquí. Y está demostrado que por cada tres empleos que genera una empresa en el exterior, se genera otro más en el país de origen. Y siempre son empleos de calidad.

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