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Diario de un viaje solidario a Burundi (3)

Un rallye por África

La delegación asturiana llega a Burundi después de comprobar que ha sido robada parte de la carga de la ambulancia

Desde la izquierda, Arconada, Fueyo y los Menéndez, junto a la ambulancia.

Hace ya una semana que salimos de Gijón. Los primeros siete días fueron muy intensos y plagados de sensaciones y experiencias. Acabo de recibir en Bujumbura, Burundi, a mis compañeros de viaje, Armando Menéndez, Juan Menéndez y Javier Montes. Ellos han vivido la experiencia de conducir desde Dar es Salaam (Tanzania) hasta la capital de Burundi en un viaje que les ha llevado cuatro días. La mañana de hoy ha sido emocionante recibiéndoles junto al padre Germán Arconada, el misionero que está coordinando las obras que se están ejecutando con el dinero aportado por la solidaridad de muchos cientos de asturianos, en la catedral de Bujumbura.

Detrás hemos dejado infinidad de gestiones para poder sacar del puerto de Dar es Salaam (Tanzania), la ambulancia que nos cedió Transinsa. La operación no ha sido nada fácil. Sin duda alguna mucho más compleja que el viaje atravesando Tanzania. Mis tres compañeros insisten en que la gente de Tanzania y Burundi se ha portado con ellos a las mil maravillas; otra cosa son los funcionarios y el personal de la aduana.

Las peripecias que hemos vivido a lo largo de esta semana son para rodar una película. Apenas 24 horas después de llegar a Dar es Salaam vimos fondeado en la bahía un barco portacontenedores de la naviera Messina Line, la que contratamos para traer la ambulancia en barco desde Barcelona. Confiábamos en que fuera el nuestro y conseguimos a base de mucho diálogo entrar en el puerto y tocar el barco. La primera sorpresa nos llega cuando vemos que no es el Jolly Quarzo, nuestro barco, sino el Jolly Perla y que por tanto no trae la ambulancia. Una pareja de trabajadores italianos nos asegura que el navío que buscamos estará al día siguiente por la mañana en la bahía de Dar es Salaam y que entrará al puerto a última hora de la noche.

Entre tanto, hemos conseguido contratar a un transitario para que haga los papeles de la aduana y agilizar al máximo los trámites para partir conduciendo hacia Burundi una vez que tengamos el vehículo. La información que nos han dado es buena y al día siguiente vuelven las caras de optimismo a todos nosotros. El plan de viaje era que una vez que tuviéramos la ambulancia ellos tres conducirían recorriendo una carretera que bordea el Kilimanjaro, atravesar el Serengeti, visitar el lago Victoria y entrar en Burundi. Yo ya no estoy para esos ttrotes y opté por comprar un billete de avión desde Dar es Salaam a Bujumbura con escala en Kigali (Ruanda).

El viernes fue sin duda el día más intenso desde que llegamos a Tanzania. A las siete de la mañana ya teníamos una llamada del puerto avisándonos de que nuestro barco estaba atracado y nuestra ambulancia en tierra. Salimos corriendo de Atiman House, la casa de los Hermanos Blancos donde nos hospedamos, que está situada justo delante del puerto. A lo lejos vemos el barco de Messina Line. Nos preparamos y vamos a ver al transitario que, curiosamente, aún no sabía que nuestro barco había llegado. Eso nos hace sospechar pero no imaginamos lo que nos esperaba aún por vivir.

Como habíamos hecho muchas gestiones previas, nos volvieron a dejar entrar al puerto y vemos por primera vez el rótulo "Con Burundi" de la ambulancia. La primera etapa del proyecto de vuelta a Burundi estaba completada. Habíamos conseguido traer desde Gijón una ambulancia hasta el segundo puerto más importante de la parte oriental de África. Nos sorprende que la ambulancia tenga un golpe en la parte trasera y que haya perdido una placa de matrícula. Al abrir el coche somos conscientes de que no se ha perdido sino que la han robado. Lo mismo que el equipamiento deportivo donado por la Federación Asturiana de Fútbol, una decena de balones y hasta la radio de la ambulancia. Sólo se han salvado las medicinas, una caja llena de peluches, otra de juguetes y un bidón de plástico para la gasolina.

Sobre la marcha pensamos "¡menos mal que hemos traído con nosotros la mayoría de las cosas donadas!" Nos acordamos de las prisas de los últimos días por recoger los tres microscopios donados por la Universidad de Oviedo y el HUCA y los más de treinta kilos de ropa que nos facilitó el Sporting y otros tantos de la Federación que, por suerte, traemos como equipaje de mano.

Todo eso se ha salvado y la ilusión, si bien no es plena, casi. ¿Quién y dónde habrán asaltado la ambulancia? Es lo de menos. Tenemos la ambulancia y podemos empezar a hacer viaje a Burundi. Los trámites en el puerto son muy lentos y cuando ya es de noche nos entregan por fin el vehículo. La sorpresa nos llega cuando nos informan de que tenemos que salir ya de viaje y hacer cinco "check point" durante el trayecto. ¡Como si fuera un rally!

Quizá por el cansancio, las prisas o lo que sea, no nos negamos y me despido con nervios de mis tres compañeros de viaje el viernes por la noche. Ellos empiezan ese particular rally por las carreteras de Tanzania mientras yo espero a que llegue el domingo para coger el avión.

Cada día me informan de sus andanzas y la evolución del viaje. ¡Son unos fenómenos! Con qué ganas y pasión me relatan lo que van viendo y viviendo. Dónde han conseguido dormir, lo que les ha costado encontrar los "check-point", las ayudas que reciben de la gente, los paisajes que ven? Eso me reconforta porque sinceramente conducir de noche por África es una temeridad.

El domingo brindamos, ellos a orillas del lago Victoria y yo en el aeropuerto de Kigali por la victoria del Sporting. Esos goles de Lora y Castro se celebraron desde el corazón de África con una intensidad que me recuerda a mis tiempos de misionero.

Me cuentan que para atravesar la frontera entre Tanzania y Burundi han necesitado más de seis horas de espera y eso que tuvieron que sacar la cartera para agilizar los trámites. Qué difícil es a veces ayudar a los más pobres, pienso para mis adentros.

Ayer me informaron que iban a dormir a dos horas de Bujumbura y que ya están en Burundi. Nos citamos en la catedral y cuando llego allí me los encuentro felices, con la ambulancia en perfecto estado y con las camisetas que hicimos durante la campaña y en las que se lee el lema "Con Burundi". El padre Germán Arconada se lleva las manos a la cabeza al verlos y al contemplar el rótulo de la ambulancia me cuenta: "Con Burundi aquí significa Maricón Burundi".

Entre risas nos sacamos unas fotos para el recuerdo y lógicamente ellos se quitan la camiseta mientras yo me quito el sombrero. ¡La ambulancia ya está aquí!

Gracias a todos los patrocinadores y a todos los que nos habéis apoyado. Seguimos en marcha.

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