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JUAN GONZÁLEZ-SALAS FOLGUERAS | Interventor general del Ayuntamiento, se jubila tras 34 años de servicio

"Gijón se aprovechó de muchos recursos europeos porque los supo gestionar bien"

"La solvencia económica se debe a unas corporaciones responsables que siempre se acomodaron a la realidad financiera"

Juan González-Salas, con la Casa Consistorial al fondo. ÁNGEL GONZÁLEZ

El próximo 13 de junio Juan González-Salas Folgueras entregará al nuevo alcalde o alcaldesa el inventario del patrimonio municipal y el acta de arqueo de sus dineros. Será uno de sus últimos trabajos como interventor general del Ayuntamiento. Su bienvenida a la décima Corporación que ha visto pasar por el salón de plenos es también su adiós como funcionario de la casa tras 34 años de servicio. Unos días antes, el próximo viernes, hay una comida de despedida en honor de este economista asturiano nacido en Oviedo y con raíces en Salas pero que ha dedicado toda una vida laboral a Gijón. Juan Salas se lleva miles de historias y deja la colección encuadernada de los presupuestos de Gijón desde 1927. "Eso es una joya", dice. Su jubilación es también su adiós a la presidencia asturiana del Consejo General de Secretarios, Interventores y Tesoreros de la Administración Local (Cosital).

-¿Cuándo llega al Ayuntamiento de Gijón?

-Después de acabar la carrera en Santiago de Compostela estuve cuatro años trabajando en el sector privado, en el departamento de gestión de una empresa de automoción, pero me tiró el servicio público y preparé las oposiciones. Me costó mucho porque era estudiar, trabajar, estaba la familia... Tomé posesión el 2 de enero de 1982, el primer día hábil del año, ante José Manuel Palacio. Entré como interventor y a principios de 1992, cuando se jubiló Jesús Ferrero, pasé a ser interventor general.

-¿Qué se encontró al llegar?

-Eran principios de los ochenta y encontré un ayuntamiento básicamente del régimen anterior. Todo estaba por transformar, la precariedad era absoluta, no había fuentes de financiación claras, la propia administración era incapaz de gestionar unos impuestos muy complicados... Pero también había una nueva corporación surgida de unas elecciones democráticas y con personas que pretendían transformar el ayuntamiento y atender las demandas de los ciudadanos. Un bullicio de ideas. Así que era un ayuntamiento decimonónico en su organización, precario en sus recursos y con unas corporaciones de lo más activas para cambiar la ciudad. Un contraste.

-Y usted en medio para indicar que no había dinero para tantas ideas, ¿cómo se hace?

-La explosión de ideas siempre se contenía con los recursos. Aquellas corporaciones querían cambiar la ciudad pero también se acomodaban a la realidad económica del Ayuntamiento que era la que era, mala.

-¿Qué presupuesto tenía?

-Vamos a ver. Entonces había presupuesto ordinario y de inversión. En total, el presupuesto municipal de 1982 era de 4.814 millones de pesetas. Unos 29 millones de euros.

-Ahora el presupuesto consolidado llega a 304 millones. ¡Vaya salto!

-Sí, este Ayuntamiento ha crecido de forma absoluta.

-¿Cómo es el ayuntamiento que deja?

-Un Ayuntamiento muy solvente, con un endeudamiento moderado y que puede hacer frente a las necesidades de funcionamiento de sus servicios con absoluta claridad. Además, la ciudad de Gijón tiene en su Ayuntamiento un gran patrimonio, y no sólo inmobiliario o urbanístico, sino de instrumentos propios de gestión de servicios públicos. Ahí están las empresas municipales, cosa que no sucede en otros ayuntamientos. Dejo también una administración en la vanguardia de la modernidad. El Ayuntamiento de Gijón ha sido, en muchos momentos, modelo de gestión para otros.

-¿Y con una estructura estable que garantiza que no haya problemas en caso de vaivenes políticos?

-Sí, eso está claro. La estructura de este Ayuntamiento funciona y está muy consolidada con empleados públicos de gran categoría y solventes. Yo espero que nada desmonte todo lo que es la gran administración del Ayuntamiento de Gijón.

-Esa solvencia económica de la que habla debería ser lo normal en todos los ayuntamientos y sin embargo no lo es. ¿Qué ha hecho bien Gijón?

-En estos 34 años hubo momentos complicados pero nunca se llegó a situaciones límite, ¿A qué se debe? A que, además de la buena gestión de los funcionarios del área , en las distintas corporaciones y equipos de gobierno estuvieron personas muy responsables. Siempre se acomodaron a la realidad económica del Ayuntamiento en cada momento.

-¿Cuándo empezó Gijón a mover dinero?

-Por su volumen, Gijón empezó enseguida a captar muchos recursos del Estado y muchos fondos europeos. De Europa vino mucho dinero. Este Ayuntamiento se aprovechó de muchos recursos europeos porque los supo gestionar y ejecutar bien. Si lo hacías bien te daban más.

-Siempre se dice que uno de los problemas de los ayuntamientos es que tienen que hacer frente a competencias impropias, ¿de dónde sale el dinero para asumirlas?

-De priorizar porque los recursos son los que son y el dinero que hay es el que hay. Es cierto que un 30% de las actividades de los ayuntamientos eran competencias impropias y quienes no supieron priorizar llegaron a situaciones límite. Han quebrado ayuntamientos.

-¿Pagan muchos impuestos los gijoneses?

-Pagar mucho o poco es algo muy subjetivo. En nuestras comparativas con otros ayuntamientos se ve que nunca estamos en los extremos pero imagino que los ciudadanos de Gijón puedan entender que pagan mucho, como lo entenderán los de otros lugares. Lo que tienen que saber los ciudadanos es que hace el Ayuntamiento con sus recursos y en eso hay que mejorar: en transparencia e información.

-¿Es buena la vía elegida de descentralización municipal a través de empresas?

-En ayuntamientos grandes como éste la política de descentralización, que no de privatización, es buena y se ha demostrado eficaz y más económica. No lo seré de otras cosas pero soy un absoluto defensor de que los servicios públicos básicos y esenciales los presten las administraciones, lo hacen mejor que nadie.

-En su experiencia, ¿mejor alcaldes o concejales de Hacienda que sepan de números o que no sepan nada?

-Tengo que decir de todos que se fiaron mucho del interventor y siempre tuvieron en cuenta mi opinión y mi asesoramiento. Que tuvieran más o menos formación económica sólo significaba que me costaba más o menos esfuerzo explicarles mi asesoramiento. Al final todos lo acababan entendiendo.

-¿Nadie le quiso imponer sus criterios?

-Hubo momentos tensos pero siempre se llegó a buen fin. Nunca me he visto absolutamente arrollado o condicionado por una decisión irregular. Dentro de la ley y de la norma, todo tiene solución.

-¿Con qué alcalde trabajó mejor?

-Con todos hubo una relación cordial. La época de Tini (por Vicente Álvarez Areces ) fue la época de la gran explosión económica del Ayuntamiento y coincidió con un alcalde que tenía muchas ideas, Aquellos 12 años fueron muy intensos, de mucho trabajo y de tirar por proyectos. Con Paz (por Paz Fernández Felgueroso) no dejaron de realizarse proyectos pero se fue moderando mucho el nivel expansivo de la ciudad. Y Carmen (por Carmen Moriyón) depositó en mi asesoramiento mucha confianza al ser un gobierno tan exiguo que no disponía de muchos medios.

-¿Y concejal de Hacienda?

-Esa relación estrecha de concejal de Hacienda con interventor la tuve con Julio Gómez Rivas. Fue un concejal con mucho poder en la casa y que confiaba mucho en mi y buscó mi apoyo para hacer muchos cambios. Aquellos 12 años de actividad permanente nos unieron mucho. Acabamos teniendo una gran amistad y cada vez que nos vemos el reencuentro es muy entrañable.

-¿Fue dura la destitución de Dora Alonso como secretaria del Ayuntamiento?

-Fue muy complicado. Primero porque afectaba a una compañera y después porque me suponía ser testigo de algo con lo que todos los habilitados nacionales estamos en desacuerdo y que es el efecto de la libre designación. Internamente también suponía discrepar de la decisión que tomaron. Si, fueron momentos complicados que espero no se vuelvan a repetir.

-La libre designación era el debate de fondo para Cosital

-Siempre hemos estado en contra de la libre designación porque se vulnera la imparcialidad y la objetividad de un funcionario. En otras administraciones puede tener su razón de ser pero en funcionarios con responsabilidades esenciales en las corporaciones locales donde tienes tan cerca a los que te ponen y te quitan resulta algo muy perverso. La libre designación en los habilitados nacionales debería moderarse mucho.

-¿No se anima a quedarse un poco más y ver cómo funciona una nueva Corporación con seis grupos políticos?

-(Risas). No, yo lo recibo pero aquí los dejo.

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