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Caja Rural de Gijón celebra sus 50 años con el horizonte de llegar a 6.000 socios

La entidad, que cuenta con 19.559 clientes, mantiene un crecimiento continuo

Jesús Fuentes.

Muy atrás quedaron los tiempos en los que solo tenían un empleado de 24 años en un desvencijado primer piso de la calle Santa Ana, contaban con unos 1.000 socios buscados casi casa por casa y concedían créditos de apenas 40.000 pesetas. Cincuenta años después, en su coqueta sede del paseo de la Infancia pueden hablar de tener créditos con clientes por valor de 176'4 millones de euros (29.350,5 millones de pesetas) y presumir de contar con el apoyo de 5.538 socios. Y quien maneja esos números es precisamente aquel único empleado de los orígenes, convertido ahora, con 75 años, en cabeza visible de una entidad que suma 52 trabajadores.

Romeo Jesús Fuentes Villa, el citado presidente, expresa con orgullo la situación que vive Caja Rural de Gijón en pleno 50º aniversario. "La crisis nos afectó poco; algo sí pero no definitivamente. Gozamos de un grado de salud perfecto. Si no, no existiríamos, porque hay que tener en cuenta que solo tenemos oficinas en Gijón", expresa sin ambages.

El 12 de noviembre la entidad celebrará un acto en La Laboral para todos sus socios. Recordará su historia y no faltará el homenaje a los pioneros de esa masa de socios que no ha parado de crecer. Y lo sigue haciendo. "Cada vez que nos reunimos tenemos altas de socios y las bajas son básicamente por defunciones. Un mes tenemos treinta, otro cuarenta...", asegura Fuentes. Así, con 5.538, el horizonte de Caja Rural de Gijón es alcanzar los 6.000 socios. De ellos, 5.339 son personas físicas; 193, personas jurídicas; y 6, cooperativas. La entidad inició su andadura en 1965 con unos 1.300 socios. En los últimos años ha ido mostrando un crecimiento sostenido. En 2012 y 2013 se sumaron 74 nuevos socios, y en 2014, 171. Este año, Fuentes asegura que el ritmo de altas es elevado y lo vincula a "la seguridad" que ofrece Caja Rural de Gijón, que con 19.559 clientes tiene en su horizonte llegar a los 20.000. Una cifra nada despreciable si se tiene en cuenta que la entidad únicamente opera en el municipio gijonés, con 275.000 habitantes. "Nosotros no buscamos clientes espectaculares. Buscamos al socio pequeño y mediano, el que nos satisface plenamente. Y, por eso, tenemos esa seguridad en nuestro crecimiento", razona Jesús Fuentes.

Otro dato del que presumen en Caja Rural de Gijón tras cincuenta años de trayectoria es el capítulo de beneficios. Ya desde su primer año, la entidad siempre arroja números positivos en su cuenta de resultados anual. Pequeña se queda ya la cifra de 1965, cuando comenzó su andadura: 37.826 pesetas. En 1967 los beneficios ya eran de 220.000 pesetas y, ya en el siglo XXI, se han movido entre el millón y los 2,5 millones de euros de beneficio anual.

Aunque, fruto de la crisis y una actitud muy previsora, estas cifras han sido reducidas a conciencia por los gestores de Caja Rural de Gijón. Éstos han decidido destinar en los últimos años una parte importante de los beneficios al capítulo de provisiones, muy por encima de lo que marca la ley y de lo que solían destinar. Se cubren así ante posibles contingencias derivadas de la crisis, como un posible incremento agudo de la morosidad. Así, el beneficio en 2014 se limitó a 485.000 euros, por debajo de los 2,4 millones de euros guardados como provisiones. "La prudencia es otra de nuestras virtudes", recalca Fuentes.

Y la acumulación, año tras año, de beneficios ha permitido a Caja Rural de Gijón engordar sus recursos propios. A la espera de los datos de 2015, cuentan con casi 30 millones de euros, de los que más de 28 proceden de las reservas acumuladas a través de los beneficios. Así, solo 1,9 millones proceden del capital aportado por los 5.538 socios. Además, la entidad maneja 176.415.000 euros en créditos a la clientela y 203.332.000 euros en depósitos de clientes.

Algo impensable hace 50 años, cuando la Caja Rural de Gijón nació en el seno de la Cooperativa de Agricultores, sin ni siquiera el convencimiento sobre su subsistencia por parte de algunos responsables del colectivo. Y ha hecho mucho más que sobrevivir.

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