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Los dictados del alzhéimer

Carmen Martínez, neuróloga del Hospital de Cabueñes, completa el primer estudio en español y a largo plazo que certifica el deterioro de la escritura en los enfermos

Contraportada de la tesis. J. PLAZA

La enfermedad de Alzheimer, cuyo día mundial se conmemora hoy, es la causa más frecuente de demencia. Se ceba en los grupos de población de más edad y se estima que afecta en España a unas 800.000 personas. Por su alta prevalencia y su demoledor impacto en torno a su conocimiento se mueven los intereses de muchos investigadores en todo el planeta. Entre esos activos investigadores está, desde hace años, Carmen Martínez Rodríguez, neuróloga con más de dos décadas de dedicación a los pacientes del hospital de Cabueñes y responsable de la consulta de deterioro cognitivo del centro gijonés.

Martínez ha culminado hace sólo unos meses un estudio que le ha llevado años y cuya publicación en revistas especializadas no se hará esperar. Dicha investigación es su tesis, con la que se ha ganado el doctorado en Ciencias de la Salud con sobresaliente cum laude, y el primer estudio realizado a largo plazo sobre "El deterioro de la escritura en la enfermedad de Alzheimer".

Varios son los aspectos que conceden singularidad, interés y mérito a la tesis: el primero, "que la escritura es uno de los aspectos del lenguaje menos estudiados en el mundo en su relación con esta enfermedad", explica Martínez. Por otra parte, "que es el primer análisis de este tema hecho en español", añade; y finalmente, que el seguimiento de los pacientes ha multiplicado los 12 meses que suelen ser habituales en este tipo de investigaciones para aportar una visión a tres años -aunque los datos que aparecen en la tesis son a 30 meses-, lo que le convierte en el el estudio con el seguimiento más largo realizado en el mundo indica la autora.

Bajo la supervisión del catedrático de Psicología de la Universidad de Oviedo, Fernando Cuetos, y con el apoyo de la psicóloga María González Nosti enla preparación de pruebas y análisis, Carmen Martínez ha dado forma a un estudio que buscaba, y ha logrado, conocer "si se compromete la escritura en la enfermedad de Alzheimer desde el principio de la enfermedad o es algo que ocurre en fases avanzadas del deterioro; cómo se van perdiendo las habilidades de escribir conforme pasa el tiempo, y qué zonas del cerebro están implicadas en el proceso".

Treinta y dos pacientes con diagnóstico de alzéhimer, con una media de 75 años y en general bajo nivel de estudios, y 32 participantes con características semejantes como muestra control para la comparativa, han formado parte del trabajo y se han sometido a las sucesivas pruebas de redacción con viñetas, dictados, caligrafía, ortografía, identificación de imágenes para convertir en palabras escritas etc... ideadas por Carmen Martínez y su equipo.

Y lo que Martínez ha concluido en su estudio es que "la escritura se deteriora desde el principio de la enfermedad; hemos visto que los enfermos leves ya muestran cambios; que conforme pasa el tiempo la escritura se deteriora aún más -una correlación que otros estudios internacionales no habían establecido de una forma tan directa- y que las áreas de la corteza cerebral vinculadas a la escritura se lateralizan sobre todo en el hemisferio cerebral izquierdo", explica la doctora. Incluso se ha podido comprobar con neuroimágenes "que una zona cortical que siempre se pensó que estaba muy implicado en la escritura, no está tan centrada en ese proceso", reseña.

El análisis de la afectación de la escritura con el alzhéimer se ha afrontado en la tesis de Carmen Martínez teniendo en cuenta todas las tareas que caracterizan bien la escritura de un sujeto. "Hemos tenido en cuenta los modelos cognitivos de la escritura -los procesos centrales-, que son el hecho de la planificación de lo que voy a escribir, la elección de estructuras sintácticas a utilizar y la búsqueda de las palabras, y también el proceso motor gracias al cual se lleva a cabo en sí misma la acción de escribir. Y lo que vemos con el estudio es que todo se deteriora. En estadíos iniciales son más los procesos cognitivos centrales los que fallan, pero también los procesos motores", explica. Y todo eso se ve expresado, por ejemplo, cuando los enfermos empiezan a mezclar en una misma palabra las letras mayúsculas y minúsculas; en las dificultades para la planificación, que llevan a que el enfermo de alzhéimer, desde la fase inicial, ante una tarea escrita da menos información, igual que le ocurre en el lenguaje hablado, de la que daría si no estuviera enfermo; utiliza menos palabras o simplifica la sintaxis.

"Otro aspecto importante que aclara nuestra investigación es que a la hora de abordar ese proceso cognitivo de la selección de las palabras, hemos visto claramente que la mayor dificultad de los enfermos está en el hecho de escribir palabras que son irregulares o ambiguas ortograficamente, y que escriben peor las palabras menos frecuentes", reseña Carmen Martínez. A todo ello se añade el hecho objetivo de que "espontáneamente los enfermos tienden a escribir más veces y durante más tiempo en minúsculas, y cuando el deterioro es más severo entonces tienden a escribir más en mayúsculas".

Con todas esas pistas además de conocer más sobre la enfermedad y el cerebro, la investigación de Carmen Martínez también puede tener hasta vertientes muy práctica como la de mejorar algunas pruebas de detección del alzhéimer. "Hemos visto que la escritura se altera desde el principio, pero de una forma sutil. Una prueba fácil que hacemos para detectar deterioro es la de enseñar dibujos y que el paciente identifique oralmente qué está viendo. Ahora sabemos que es mucho más sensible para detectar ese deterioro que la tarea de la denominación se la pidamos por escrito".

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