Casualidad o no, la celebración coincide en un año en el que el colegio Inmaculada ha puesto en marcha una medida pionera. Es el primer centro de Asturias que sustituye el libro en formato impreso por la tableta. Del papel a lo digital. Un cambio que se entiende como "un signo de que tenemos que estar dispuestos a cambiar, innovar y dar al mundo lo que el mundo nos está pidiendo", indicó Flórez.

Inocencio Martín apuntó que "no se trata de cambiar el libro por una tableta, es cambiar el método como símbolo de que queremos innovar para educar". Y destacó durante su intervención en el acto inaugural "un recuerdo a Chema Cabezudo y a dos profesores, Nacho Menéndez y José Guerrero, por haber llegado al máximo de fidelidad mutua y recíproca".

El jesuita José Alberto Mesa, delegado del padre general para la Educación Secundaria, ofreció una conferencia titulada "La educación jesuita: una tradición viva en un nuevo contexto". En ella indicó que "la verdadera educación pasa más por el corazón que por la propia mente". También recordó que los primeros jesuitas "nunca pensaron en sí mismos como educadores, pero muy pronto San Ignacio de Loyola y sus compañeros se dieron cuenta que a través de la educación formal, lo que llamamos la escuela hoy, se podía compartir de una forma muy cualificada la experiencia de Dios que había transformado su vida".

Por último, para cerrar un primer día de festejos muy intenso y emocionante, tras la misa presidida por el padre Javier Pérez de la Canal, delegado de educación de la zona centro-oeste de España, en la que actuó el coro de padres, los asistentes charlaron, recordaron momentos del pasado y se empaparon del sentimiento del colegio de la Inmaculada en un cóctel. "En todo cumpleaños se celebra vida, y aquí ha habido mucha vida", destacó Alfredo Flórez.