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CONSUELO LORGIA | Maga, actúa hoy en la Laboral con Juan Tamariz, su marido

"Los magos tenemos al diablo en las manos y a Dios en el corazón"

"Transportamos al público a un lugar donde no hay preocupaciones ni finanzas, a un mundo casi fantástico"

Consuelo Lorgia, con una baraja de cartas. LNE

Si dedicarse a la magia no es tarea sencilla menos aún para una mujer. Consuelo Lorgia (Bogotá, Colombia, 1956) no quiso renunciar a su sueño ni fallar a la tradición familiar que comenzó su abuelo Gustavo Lorgia, referente de la magia colombiana. Lleva más de 25 años en la profesión, recorriendo el mundo con la telepatía como punto fuerte de sus dotes adivinatorias. En 2008 contrajo matrimonio con el mago Juan Tamariz. Ambos actúan hoy en el Teatro de la Laboral a las 21:00 horas.

-¿Las mujeres no son las ayudantes de los magos?

-No fue nada fácil. Cuando vine a trabajar a Europa tampoco las mujeres se dedicaban a la magia. Yo era mujer y tenía un hombre, mi hermano, como ayudante. Fíjate lo traumático de la situación. Él era quien cobraba y luego repartía conmigo. Ahora ya han pasado los años pero no ha cambiado mucho. La magia es de hombres pero también es mi pasión, mi vida.

-La magia le viene de familia. ¿Sólo se podía dedicar a este trabajo o si no la hacían desaparecer?

-(Risas) Me dediqué a la magia porque lo llevaba en la sangre, era imposible hacer otra cosa. Empecé a hacer magia cuando murió mi padre, Gustavo Lorgia.

-¿La magia es un don?

-Todo el mundo puede hacer magia. Si no la disfrutas, o no la preparas ni la sabes expresar es mejor no ser mago. Pero sí existe una gran parte de conocimiento que se puede ir adquiriendo.

-La telepatía sí es un don, ¿O tampoco?

-Está relacionada con la adivinación del pensamiento, de las cartas? también se puede hacer en grupo. Pero es una parte más de la magia.

-Entonces, ¿qué es la magia?

-Querer transportar al público a un lugar donde no hay preocupaciones ni finanzas. Un mundo casi fantástico.

-¿Se acaba creyendo uno con poderes?

-Hay algunos que se creen con poderes paranormales pero lo mío es diferente. Es un espectáculo y es más para que la gente la disfrute.

-¿Son ustedes mentirosos?

-¿Me llama mentirosa?

-Léame la mente.

-(Risas) Hay una frase muy común entre nosotros que dice que los magos tenemos al diablo en las manos y a Dios en el corazón. Engañamos a la gente pero el público sabe que está siendo engañado. Entras a un espectáculo de magia y sabes perfectamente que si cortas a una persona en dos o la hacer levitar es un conocimiento artístico. Es disfrutar sabiéndose engañado.

-¿Cuánto tiempo entrena un truco desde que lo idea hasta que lo estrena?

-Pueden pasar años. Incluso después de estrenarlo sigues dándole forma. En 1980 comencé con un juego que era la aparición de una carta seleccionada al azar por alguien del público en mi espalda. Cada día lo pulo más en la mirada, en la postura?

-¿Algún listillo ha querido desmontarle el truco?

-Claro, pero aprendes a sobreponerte. Te lo da la experiencia. Si te pasa algo así cambias de rumbo, aprendes cómo perfeccionar la técnica para que no suceda más.

-¿Quiénes son sus referentes?

-Mi padre, Gustavo Lorgia.

-¿Y sin mirar a sus raíces?

-Juan Tamariz.

-Sigue tirando usted para casa...

-(Risas) Los conozco desde jóvenes a través de los congresos. Hace más de 25 años que me dedico a la magia y he visto la superación y evolución espectacular de muchos de ellos como David Copperfield y Ziza Roy.

-Por cierto, ¿cómo conoció a su marido, Juan Tamariz?

-Mi hermano y yo nos fuimos de vacaciones a Austria. En Viena había un mundial de magia y me presentaron a varios magos españoles donde estaba Juan o Pepe Carroll entre otros. Luego me vine a trabajar a España y ya nos hicimos grandes amigos. Pasó el tiempo y hace nueve años estábamos cada uno en nuestro país y ¡chas! Nos casamos.

-¡No me diga que fue gracias a un truco de magia!

-Había mucha admiración durante más de 30 años y algo de magia al final sí hubo.

-¿Qué no falta en su chistera?

-Una sonrisa. Siempre estoy pensando en contagiar la sonrisa. Si sonríes se te mueven más músculos de la cara que si te enfadas.

-¿Qué haría desaparecer con su varita?

-El vandalismo, las guerras? eso solo conlleva que las futuras generaciones se queden sin nada en el planeta.

-¿Se han metido ya con ustedes los animalistas por sacar conejos de la chistera?

-Sí. Hay sitios donde nos ponen más trabas. En Bogotá, por ejemplo, le cuento el caso de un mago que trabajaba con palomas y no se las dejaron sacar del aeropuerto.

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