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Periodista

El ferrocarril de Langreo y el puerto, dos hitos

La reina madre María Cristina inauguró la estación de la tercera línea ferroviaria de España y su hija Isabel II la nueva Casa Consistorial, además de promover la construcción del dique de Lequerica

El muelle y la ermita de Santa Catalina.

Los nuevos caminos de hierro nacían en España en el siglo XIX. Asturias no iba a ser ajena a esta innovación tecnológica, ya que adelantándose a todas las demás regiones, en 1836 en la mina de Arnao ya se extraía el carbón con vagonetas que iban por vías con tracción a sangre. Y ocho años después se pondría en marcha la iniciativa de crear el ferrocarril desde Langreo hasta Gijón, un año después de que el sevillano residente en París Alejandro María Aguado y Ramírez de Estenoz, marqués de las Marismas del Guadalquivir, hubiese construido la histórica "carretera carbonera" falleciendo horas después por un ataque de apoplejía quizás provocado por alguien de su cohorte que deseaba su muerte.

Tal como ha escrito el abogado Francisco Prendes Quirós en su documentado libro "Los pilares de Gijón": "aquella carretera carbonera que en solo cuatro años y con cuatro millones de reales construyó el opulento capitalista hispano-francés, Alejandro Aguado que falleció inesperadamente en Gijón el 12 de abril de 1842, cuando era homenajeado por el Ayuntamiento con una cena de muchos platos en la fonda de la plaza de La Barquera donde se alojaba... Su entrada en la villa aquella tarde, lo había sido en triunfo, entre la más sincera alegría popular; su muerte, fue una tragedia."

Alejandro Aguado había recibido la inspiración intelectual de Jovellanos quien había dejado escrito que "los ingleses no sólo han abierto canales hasta el mar para aprovechar las minas más interiores de Escocia, sino que han construido caminos de hierro de una y dos leguas para conducir el carbón desde ellas a los canales. Dos barras paralelas, sentadas sobre el terreno a la distancia que señala la extensión del eje reciben las ruedas cuyo calce corre encajado en una muesca de su misma anchura abierta en la barra. Resulta, pues, una facilidad increíble en el movimiento de los carros, los cuales deslizándose rápidamente sobre las barras, no sólo hacen su viaje con la mayor celeridad, sino que también llevan con poco ganado y sin fatiga una carga enorme. Tales son los medios que toman las naciones ilustradas para asegurar, a los efectos de su comercio, una concurrencia segura y ventajosa".

La industria y la cultura han de ir siempre unidas . La industria y la cultura han de ir siempre unidas por el bien de todos. La abdicación de la reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, en su hija, Isabel II -quien solamente tenía trece años- fue motivo de organización de grandes fiestas en Gijón. De ahí que cuando nació la nueva Princesa de Asturias, Isabel de Borbón y Borbón "La Chata" el Ayuntamiento no se quedó atrás en los festejos multitudinarios y para celebrarlo colocó en 1852 su alcalde Antolín Esperón las primeras piedras de tres importantes edificios: el Teatro Jovellanos, las escuelas de la calle de La Rectoría y el asilo en la calle de Jovellanos. Los tres edificios fueron obra del arquitecto Andrés Coello.

Al Teatro Jovellanos -en el solar donde actualmente se encuentra la Biblioteca Pública y que antes fue Banco de España- se le denominaba el "Real" ya que con su fachada dórica emulaba al de Madrid solamente que más pequeño dado que solo había ciento sesenta butacas, treinta y dos palcos y quinientos asientos de anfiteatro y galería. La inauguración fue en 1853 y en la colocación de la primera piedra se puso un documento que expresaba: "El presente año es bisiesto y es el 1852 de la Era Cristiana, el 4180 del Diluvio Universal, el 4396 de la población de España, el 4021 de la de Madrid; el 2064 de la fundación de Roma y el 270 de la corrección gregoriana".

La inauguración en Gijón del tercer ferrocarril de España. Aunque no resultó nada fácil lograr el apoyo del Congreso para la construcción del ferrocarril de Langreo a Gijón para traer hasta el puerto local el carbón de las minas, al final, la reina madre María Cristina quien especulaba desde las trastiendas del poder más de lo debido y era la propietaria de importantes negocios como esta línea férrea -acompañada de su consorte el sargento Agustín Muñoz, duque de Riánsares- presidió su solemne inauguración el 25 de agosto de 1852, con la bendición de las locomotoras "Cristina" y "Jovellanos".

Escribió Joaquín Alonso Bonet que "la reina y su séquito se acomodan en un fastuoso coche real y el tren parte entre atronadores aplausos, como de despedida para un viaje larguísimo. Se pierde por un paisaje verde y fecundo y recorre hasta diez kilómetros llegando al arranque del plano inclinado. A su regreso trae a remolque el primer vagón de carbón de piedra que se transporta por el ferrocarril de Langreo".

La alegría porque Gijón tuviese el tercer ferrocarril de España -el primero fue Barcelona-Mataró (1837) y el segundo Madrid-Aranjuez (1851)- motivó que en 1858, con motivo de la visita de la reina Isabel II fuese erigido frente a la Estación de Langreo uno de aquellos protocolarios y espectaculares arcos de carbón en homenaje a la Familia Real, tal como se aprecia en la espléndida fotografía de Alfredo Truán quien levantó así testimonio histórico del trascendental evento.

El hecho de que la Reina Isabel II fijase su residencia en el palacio de los marqueses de San Esteban del Mar -hoy palacio de Revillagigedo, desde donde solía trasladarse a su caseta en la playa de Pando para solazarse con los baños de mar- motivó que Gijón en aquellos tiempos estuviese de moda para aquellos cortesanos que siempre remolonean en torno a la Familia Real para ir en busca de contactos sociales, lo cual resultó muy provechoso para el desarrollo industrial de la villa de Jovellanos.

La ampliación del puerto y la nueva casa consitorial. Desde los balcones del palacio la reina Isabel II vio como los barcos se amontonaban en la insuficiente dársena del pequeño puerto local. Así que anunció su apoyo a la ampliación del puerto. El entusiasmo popular fue tan grande cuando se conoció la buena nueva que tuvo que salir tres veces a saludar desde los balcones del palacio de Revillagigedo para corresponder a los vítores de la ciudadanía.

El ingeniero del ferrocarril de Langreo le presentó un modesto proyecto gracias al cual fue posible la construcción del muro de Lequerica, lo que permitió la rápida ampliación de las dársenas locales.

La reina Isabel II pronunció unas hermosas palabras en 1865, con motivo de la inauguración de la nueva Casa Consistorial del Ayuntamiento de Gijón que costó 113.541 pesetas:

"No habéis perdido la fe que es el mayor capital que pueden poseer los pueblos y cuando las reformas son necesarias, cuando verdaderamente las reclama el país y el siglo, no hay dificultades que no se venzan, ni empresas que no se tornen fáciles. Entre las muchas mejoras que con la ayuda de Dios hay que llevar a cabo en España es una de ellas el ensanche y mejora de este puerto. Cuando la reina se complace en asociarse a esta idea y tiene unos consejeros responsables tan decididos a secundar esta clase de reformas, todo es fácil y hacedero".

Las vueltas que da la vida. Aquella Corporación Municipal estaba presidida por el alcalde José del Riego Tineo, curiosamente familiar del humillado, ajusticiado y decapitado general Rafael del Riego en la plaza de la Cebada en Madrid, en 1823, por orden del rey Fernando VII, elpadre de la reina Isabel II quien, no obstante, tres décadas antes de inaugurar la nueva Casa Consistorial, afortunadamente ya había repuesto el buen nombre, fama y memoria de Rafael del Riego.

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