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Fiesta con Strauss y José María Íñigo

La Orquesta Filarmónica de España se llevó una ovación en un concierto de Año Nuevo hilvanado con anécdotas narradas por el popular periodista

Aspecto que presentaba el teatro Jovellanos, lleno de público. ÁNGEL GONZÁLEZ

Anoche, en un teatro Jovellanos absolutamente lleno se celebró el "BrindIs vienés. Concierto de Año Nuevo", a cargo de la Orquesta Filarmónica de España, dirigida por el gijonés Mariano Rivas. El acontecimiento estuvo presentado por el célebre periodista José María Iñigo. Con diez minutos de retraso se formó la orquesta, más pequeña que la OSPA, como corresponde a su época, integrada por muchos músicos jóvenes y una mayoría abrumadora de chicas.

El programa, elaborado exclusivamente por partituras de Johann Strauss, se inició con una bonita polka que marcaría el estilo alegre y festivo de toda la audición. Al finalizar dicha polka apareció Iñigo en escena, con su monumental bigote y su hermosa voz de siempre. Explicó que el concierto lleva 75 años celebrándose en Viena con idéntica programación; la misma que se escuchó en 1939 en la "Sala dorada" de la Musikverein, pudimos disfrutarla en el Jovellanos. Hizo comentarios admirativos de la gran carrera musical de Mariano Rivas, al que calificó de héroe, antes de dar paso a la "Marcha Egipcia", una composición ilustrada con las voces de los propios músicos, cuya letra se les había olvidado, como comentaría Iñigo, ya que era un simple la, la, la.

Sólo en 1945 no pudo celebrarse en Viena el concierto debido a un bombardeo; era el final de la II Guerra Mundial. Desde entonces se ofrecen dos sesiones, siempre según José María Iñigo, una el 31 de diciembre para los abonados de la Filarmónica, y una "matinée" el 1 de enero para el público en general. Varios valses completaron esa primera parte, incluido "El Emperador", un reto hacia las autoridades alemanas ya que suponía un homenaje a la derrocada dinastía. Preciosos valses, típicos de chico guapo, y traje de noche blanco, volandero.

La segunda parte se inició con "El murciélago", una de las piezas más bonitas, seguida de "Perpetuum mobile", cuya interpretación fue interrumpida sorpresivamente por José María Iñigo, que quitó de la tarima a Mariano Rivas para dirigir él. El resultado fue un desastre; desastre muy aplaudido. Al final, lo previsto, las propinas también llevaban la marca Strauss. La Marcha Radeski, de Johann Strauss padre, y el "Danubio Azul", de Johann Strauss hijo, interrumpido también, pero esta vez para brindar por el año nuevo 2016. El público respondió con una entusiasta ovación.

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