La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"El Mesías" obra el lleno

El público gijonés no se quiso perder la interpretación de la conocida obra de Haendel y abarrotó la basílica del Sagrado Corazón en una velada meritoria

Un momento del concierto, que abarrotó de público la "Iglesiona". MARCOS LEÓN

Al fin, Gijón tuvo su "Mesias". No tan completo como el de la capital, pero magnífico y meritorio. Celebrado anoche en la basílica del Sagrado Corazón de Jesús, abarrotada de público pese a la noche inclemente. El coro, tan importante en esta composición, estuvo formado por la escolanía de la propia basílica, y los grupos vocales "Omnia Amicitia Cum Musica" y "Vocal Crómata", todos bajo la dirección de Carlos Ruiz de Arcaute.

La audición se inició con una pequeña sinfonía al órgano interpretada por Beatriz Suárez Rodríguez de Trío; una joven, guapa y excelente pianista que acompañó toda la obra. Ésta reunía una selección de coros y arias de "El Mesías", compuesto por Haendel en el siglo XVIII, y que constituye un clásico de la Navidad. Se da la circunstancia de que la voz de "alto", tan singular, correspondía al propio director, Carlos Ruiz de Arcaute.

Los solistas, teniendo en cuenta la gran dificultad que entraña el canto barroco, se desenvolvieron bien, incluso ofreciendo momentos de gran belleza. Un tenor, José Miguel Llata; y tres sopranos, Noelia Fernández Tejedo, Susana Valdés y Eva Galán, cumplieron con sus papeles con soltura, destacando la voz de la III soprano, Eva Galán.

Antes de cada interpretación, un maestro de ceremonias iba leyendo el texto en castellano, ya que el original está en inglés. Era de agradecer la traducción, pese a constar ésta en el programa de mano. Pero le faltó decir que en la obra no se debe aplaudir al final de cada aria o recitativo; se rompe la concentración de los intérpretes, y también la línea de religiosidad que contiene su texto. Hay que dejar las ovaciones y los "¡bravos!" para el final.

El coro estuvo muy bien, sensible y empastado, sobresaliendo el conocido "Porque a nosotros un niño ha nacido, un Hijo se nos ha dado..." del libro de Isaías (9,6), y cómo no, el "Aleluya", por todos esperado. Para terminar, el coro puso toda su virtud, que era mucha, en el "Worthy is the Lamb", o "Digno es el cordero que fue sacrificado...".

Entonces, sí. Era el momento de aplaudir con entusiasmo. Todos se lo merecían.

Compartir el artículo

stats