El abogado gijonés Santiago León Escobedo lleva tres años trabajando para conseguir la sentencia que llegó a su despacho el pasado lunes y en la que el Tribunal Supremo reconoce la obligación de cuatro abuelos gijoneses de pasar una pensión de alimentos a su nieta de 12 años ante la insolvencia de sus padres. El abogado reflexiona en esta entrevista acerca de las nuevas tendencias en el derecho de familia.
-¿Satisfecho con la sentencia?
-A medias. Por una parte el fallo del Supremo confirma la obligación de los abuelos tanto paternos como maternos de abonar alimentos para cubrir las necesidades de los nietos cuando concurre insolvencia del padre, como en este caso; pero por otro lado es cierto que el Alto Tribunal rechaza que los condenados tengan que pagar también gastos extraordinarios como las clases particulares. El Supremo viene a decir que los abuelos sólo tienen que afrontar las facturas básicas.
-¿Hay muchas familias en esta situación?
-Por mi experiencia profesional puedo decir que sí las hay pero es cierto que las madres intentan siempre buscar recursos donde pueden antes de demandar a los abuelos.
-¿Es justo que los abuelos tengan que pagar a los nietos?
-No parece excesivamente justo pero es legal, lo recoge el Código Civil. Es cierto que los abuelos sólo deben pagar de forma proporcional a los ingresos que obtengan y las necesidades que presenten los menores.
-¿Por qué no se había presentado nunca una demanda como ésta?
-Es muy difícil encontrar un caso meridianamente claro como el que nos ocupa. Las madres buscan recursos donde pueden y es cierto que antes, esta posibilidad que abre ahora el Tribunal Supremo no se conocía mucho. Además los requisitos para demandar a los abuelos son muy estrictos y es muy difícil que se pueda demandar y los abuelos acaben siendo condenados. Nuestra sentencia abre la puerta a reclamar pero no es nada sencillo que el tribunal reconozca este derecho. Además no hay que olvidar que la ley también permite a los condenados pagar en especie, dando de comer a sus nietos por ejemplo.
-¿Cuáles son esos requisitos para interponer la demanda?
-Primero tiene que haber una sentencia en la que se reconozca la insolvencia del progenitor no custodio obligado al pago de la pensión de alimentos. Además la madre tiene que carecer de recursos económicos. Por último hay que demandar a todos los abuelos y en muchas ocasiones los demandados no tienen dinero y se desaconseja que se interponga este tipo de pleitos.
-¿Hacia donde va el derecho de familia?
-Las tendencias actuales van a igualar derechos entre progenitores y a ajustar la cuantía de las pensiones. Se miran mucho las necesidades y la capacidad de cada uno para aportar a la pensión de alimentos. Se han reducido las cantidades que antes se estaban concediendo en este tipo de delitos de separación y divorcio. Todos deberíamos remar en la misma dirección para defender y proteger a los menores, que son la parte más débil de la sociedad.
-¿Qué queda por luchar a este respecto?
-Queda mucho. Tenemos que ganar conciencia ciudadana. Hay que tener en cuenta que los niños son la parte más vulnerable y que son los más afectados en las separaciones y los divorcios.
-¿Se sigue utilizando a los menores como arma arrojadiza?
-Por supuesto. La responsabilidad de algunas partes deja mucho que desear. A veces la conciencia de ser padres y madres queda oculta. No se trata de perjudicar al otro ni de vengarse. Hay un padre y una madre y tienen que aunar esfuerzos para la formación integral del menor.
-La crisis ha afectado al número de divorcios. Los datos del Consejo General del Poder Judicial registran una bajada importante en los últimos años en el número de separaciones.
-Es cierto pero no sólo por la falta de recursos. Muchas parejas tienen que volver a vivir con los padres y eso es difícil. Los abuelos están siendo el motor de la sociedad. En todo caso últimamente sí que aumentan los pleitos de este tipo.
-Muchos defienden que el futuro es la custodia compartida.
-Hay que estudiar caso a caso. La igualdad entre los progenitores a veces se entiende mal. No se puede establecer una custodia compartida de carácter general si no hay unas garantías de que ambos progenitores custodios estén en condiciones de asumir sus responsabilidades. Con unos padres que tengan buena relación siempre sería la mejor opción para los menores.
