F. G.

En gestión del pastoreo, los vascos llevan a los asturianos muchas cabezas de ventaja. Sean cabezas de oveja lacha para elaborar queso Idiazábal, o cabezas pensantes en el empeño de dignificar una profesión que en el País Vasco han conseguido dignificar en torno a la idea de una Escuela de Pastores.

La presentación en el Museo del Pueblo de Asturias de un libro de la fotógrafa Gema Arrugaeta, "Artzaíntza. Pastoreo en las Montañas Vascas", sirvió de excusa para que dos primeros espadas de la reflexión intelectual sobre esta actividad milenaria discutieran sobre el oficio de pastor en el siglo XXI: Asier Arrese, director gerente de la Fundación HAZI del Gobierno Vasco; y Jaime Izquierdo, coordinador del Consejo Asesor de la Asociación Española de Municipios de Montaña. Ambos, ante la atenta mirada de Juaco López, director del Museo del Pueblo de Asturias.

Arrese contó "la historia de éxito" del queso Idiazábal, hasta el punto de asegurar que el pastoreo tiene futuro vinculado al queso". Ciento veinte elaboradores viven en el País Vasco de la venta de esta modalidad quesera tan apreciada en los mercados. "formados en técnicas modernas y con una apuesta institucional a su favor del gobierno vasco, que invierte un millón de euros al año en ayudas a la inversión para la modernización de instalaciones".

Izquierdo, tras reconocer que los vascos "saben relacionarse mejor con el territorio", abogó por "atreverse a plantear fórmulas de gestión diferente respeto al pastoreo". A partir del axioma "volver al origen no es retroceder", el intelectual asturiano añadió que ser pastor en el siglo XXI "tiene que ser trabajar 40 horas, no 86 sin un día libre a la semana".