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Las denuncias por violencia de género se duplicaron en cinco años en el concejo

Los jueces y la Policía llevan tres ejercicios sin bajar del millar de casos registrados, 1.009 a lo largo de 2015

Las denuncias por violencia de género se duplicaron en cinco años en el concejo

La violencia de género sigue golpeando duramente en Gijón. Las denuncias por malos tratos machistas en el ámbito doméstico se duplicaron en los últimos cinco años en el concejo, el único de Asturias en el que se superó el millar de expedientes de este tipo registrados el año pasado. En total se contabilizaron 1.009 denuncias por violencia de género en la Comisaría y en los juzgados según los datos publicados hace apenas unos días por el Consejo General del Poder Judicial. Son casi el triple que las 395 que se tramitaron en Oviedo ese mismo año.

El gobierno del Principado asegura que actualmente 344 mujeres tienen órdenes de protección en la región. Seis de ellas sufren un alto riesgo de agresión. En Gijón sólo a lo largo de 2015 se adoptaron 138 de estas medidas excepcionales con las que, en la mayor parte de los casos, se trata de evitar que el agresor se vuelva a acercar a su víctima o se ponga en contacto con ella. No todas las peticiones de protección se aceptaron. La magistrada especializada en violencia de género en Gijón denegó durante el último ejercicio 66 solicitudes de estas medidas.

Pero ¿cuántas de estas denuncias acaban en condena? El órgano de gobierno de los jueces asegura que en Gijón se condena casi a ocho de cada diez hombres denunciados. Detrás de estas frías cifras se esconden, como en toda estadística, nombres e historias. Las más dramáticas, las de aquellas mujeres que perdieron la vida y que encontraron a su asesino dentro de su propio hogar. Si se dejan atrás los datos y se repasa la crónica negra de la ciudad en los últimos años se percibe como la violencia de género no es cuestión de edad ni de clase social. Las agresiones pueden afectar a cualquier familia. De hecho, según el Consejo General del Poder Judicial, no se puede establecer un perfil claro acerca de, por ejemplo, la relación existente entre la víctima y el denunciado. En el 29,41 por ciento de los casos la víctima se había separado ya del delincuente antes de que se iniciaran los malos tratos objeto de investigación judicial. El 25 por ciento de las denunciantes aún mantenían una relación afectiva con su maltratador.

Hace una semana, en la madrugada del pasado domingo, Silvia Hernández se sumaba a la lista de las víctimas mortales de la violencia machista en Gijón. Según las primeras investigaciones su pareja acabó con su vida apuñalándola en al menos dos ocasiones en una vivienda de la calle Carpinteros, en Roces, en la que la mujer, de 34 años, convivía desde hace tiempo con el que se convertiría en su verdugo. La Policía asegura que la pareja acumulaba 13 arrestos en su historial por malos tratos mutuos, pero fue ella la que, al final, se llevó la peor parte. De nada le sirvió a la gijonesa llamar desesperada de madrugada a su abuela. Como de nada le sirvió tampoco a la hostelera Sonia Mitre haber cortado la relación sentimental con el hombre que actualmente se encuentra en prisión acusado de acabar con su vida en septiembre del año pasado en un piso de la familia situado en El Lauredal.

Pero la lista no se queda ahí. En la memoria de los gijoneses aún permanecen nombres de víctimas como el de Desirée Prieto -la chica asesinada a puñaladas en Portuarios junto a su hijo, un bebé que también resultó herido de gravedad-, o María de León Reyes, la camarera cuyo cuerpo sin vida fue descubierto en 2008 en casa de su expareja. Todas ellas murieron sólo por ser mujeres.

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