El descubrimiento de la placa que desde ayer da el nombre de Agustín José Antuña Alonso a la plazoleta situada entre la Casa de Nava y la calle del Rosario, en Cimavilla, se convirtió, además de un homenaje personal al abogado y político asturiano, en un reconocimiento a los hombres y mujeres que hicieron posible, desde puestos de responsabilidad institucional, la Transición democrática en Asturias.

Por decisión de la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Gijón del 13 de octubre de 2015, dicha plazoleta, arrimada a la Casa de Nava, edificio histórico en el que durante muchos años tuvieron su sede los juzgados gijoneses, ahora lleva el nombre de Agustín José Antuña Alonso, fallecido en Gijón, a los 84 años de edad, el sábado, 10 de marzo de 2012.

Nacido en La Felguera (Langreo), a los tres años de edad Agustín José Antuña Alonso ya vivía en Gijón, donde hizo toda su carrera profesional. Fue el primer presidente de la Junta General del Principado de Asturias (antes de la Diputación Provincial de Oviedo), concejal del Ayuntamiento de Gijón por el CDS y decano del Colegio de Abogados de Gijón.

También fue, como recordó ayer la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón Entrialgo, parte integrante de "un conjunto admirable de hombres públicos en la España de entonces -de la Transición-, pertenecientes a las más diversas fuerzas políticas y sociales, que hizo posible el éxito de la aventura de la libertad y de la democracia restauradas".

Recordó la Alcaldesa que no sólo fue elogiable su "trayectoria política", que "vivió como una tarea de Estado", sino también "sus años de letrado, faceta que él mismo calificaba como su verdadera vocación". Y es que, enfatizó Carmen Moriyón, Agustín Antuña "aunó sus dos vocaciones, la jurista y la política, para ponerlas al servicio de nuestra región".

Por parte de la familia del homenajeado tomó la palabra Marcos Antuña, uno de los cinco hijos del abogado y político (que fue articulista de LA NUEVA ESPAÑA), para agradecer la atención tenida por el Ayuntamiento con su padre, un hombre, afirmó, "que luchó por acercar la Administración de Justicia a los gijoneses", fruto de "su gran amor por Gijón".

Luego, la viuda del homenajeado, Aurora Egocheaga Delgado, descubrió la placa adosada a la Casa de Nava, ante una numerosa representación del mundo empresarial y político local, así como ante un nutrido grupo de concejales de la Corporación Municipal de Gijón.